La estrategia de Hijos de J. Barreras para blindarse frente a una demanda planteada por la naviera Havila fue eso, una jugada legal de cara a un pleito que será largo y costoso (en la Corte de Londres, el contrato está bajo jurisdicción británica). Y pasó por una cancelación del doble pedido de los cruceros Pollux y Polaris, los primeros que se iban a construir en la ría de Vigo con un sistema híbrido de propulsión con GNL y baterías. Pero Havila Kystruten ha decidido responder con la ejecución de garantías de reembolso por importe de 36,8 millones de euros, según pudo saber FARO en fuentes de toda solvencia. Ayer la "plana mayor" de la naviera estaba en Madrid; hoy finiquitarán cualquier atisbo de armisticio. Barreras argumentó, a través de un burofax, que Havila había incumplido de forma sistemática el acuerdo suscrito entre ambas partes, con retrasos en los pagos y un error de diseño de los barcos -a cargo de Havyard Design, del mismo grupo que la naviera- que obligó a plantear un alargamiento de ambas naves (tenían un sobrepeso de 1.200 toneladas). Más aún, en la misma documentación el astillero descargó en Havila la responsabilidad de haber empujado a la compañía a una situación de insolvencia, que derivó en la solicitud de preconcurso de acreedores. Pero Havila, que asegura haber abonado 18 millones por barco, defendió que entre 18 y 20 millones de esa partida se destinaron a "otros proyectos", no a sus buques. De ahí las acusaciones de desvío de fondos, como recogió este periódico, y a que consideren que no tienen "nada que temer".
