"Este no era mi proyecto, este no era mi proyecto". No era un mantra, ni siquiera sonaba a excusa. Fue el lamento que José García Costas confesó a los suyos tras su abrupta salida de Hijos de J. Barreras, un 26 de septiembre del que parece que hayan pasado años. "Aquello lo hundió unos días, pero enseguida se recompuso". Y debió grabarse a fuego aquella prédica que Séneca, en una de sus epístolas, confió a Lucilio: "El mal radica en el decaimiento de ánimo, en el quebranto". Se la guardaría para sí mismo, porque nadie, ni siquiera en su círculo más íntimo, esperaba que Pepe Costas fuese a protagonizar un giro semejante y, con él, dar un vuelco a todos los escenarios posibles que se barajaron para Barreras en el último mes y medio. Está determinado, como ayer avanzó FARO, a asumir el control del astillero. Con la compra del paquete de Petróleos Mexicanos (Pemex), sin financiación bancaria. Y asegura haber amarrado ya un preacuerdo con el todavía máximo accionista de la compañía, según pudo saber este periódico en fuentes de toda solvencia. El manojo de reconciliaciones que exhibe se agranda: a ese visto bueno de Pemex, que enarbola, se suma el del Gobierno (principal socio de la aseguradora Cesce), la Xunta y la banca. Le falta uno: The Ritz-Carlton Yacht Collection. Y eliminar de paso los recelos de parte del sector.
El de Ritz no es menor. Cuatro días después del cese de García Costas como presidente, que la propia naviera precipitó, ésta señaló al empresario vigués como máximo culpable del retraso y los sobrecostes en la construcción del crucero Evrima. "Vimos esto, principalmente, como un tema de gestión", apuntaron fuentes de la compañía a FARO tras haber tenido que posponer el viaje inaugural del buque. Pero ahí se encomendaron a la alianza con una Pemex - "estamos trabajando en estrecha colaboración con el nuevo consejo de Barreras y nuestra misión es tener el barco listo lo antes posible"- que estaba recogiendo sus cosas, que ya había decidido hace tiempo que su aventura en Vigo había terminado. La construcción 1705 está "al 75%" y pertenece al astillero, así como el proyecto técnico en base al cual Ritz-Carlton prevé disponer de una flota de tres buques de ultralujo y llevar a cabo un plan de negocio en el que Prothero, con el respaldo de Oaktree, lleva años trabajando.
José García Costas se ha dirigido ya a la banca para poner boca arriba sus cartas. "No ha solicitado financiación para comprar la participación de Pemex, que será del precio fijado", indicaron desde las entidades financieras, que no pondrán pegas. Esto es, 5,1 millones que la petrolera acordó desembolsar en diciembre de 2013, y sin los que no iba a coger el avión de vuelta, activando de ser preciso el botón del concurso de acreedores (que todos quieren evitar). Aquel acuerdo que suscribieron ambas partes hace seis años terminó por dar a García Costas una capacidad de decisión mucho más holgada de la que nominalmente le otorga el 24,5% del capital social en el astillero.
Vídeo: Marta Clavero
A saber, no solo un derecho preferente, sino un tag along o derecho de acompañamiento. ¿Que alguien -y solo Ritz-Carlton había barajado esta opción- quiere comprar la parte de Pemex? Ese tercero, por ejemplo la naviera, tendría que ofrecer a Costas y Albacora las mismas condiciones económicas y tomar todo el capital. Y para cualquier decisión de calado -ampliación, dilución de capital- es preciso una mayoría reforzada, del 55%; Pemex tiene el 51%. Con la adenda de que la petrolera ha pedido que alguien la reemplace en el aval de 8 millones que puso para la construcción del Evrima; García Costas e Ignacio Lachaga (Albacora) estarían en disposición de hacer lo mismo. Suscribieron avales, cada uno, por otros cuatro millones de euros. Ese, el de salida, es el "plan B" del expresidente del astillero, no descartado.
Ayer se repitió en Madrid una reunión con casi los mismos interlocutores que la pasada semana, cuando Pemex se comprometió a colaborar para buscar una solución. Guardándose, eso sí, la potestad de pedir concurso dado el escenario de despatrimonialización de Barreras. Pero, en vez de la delegación del gigante azteca, ayer fue el turno de Ritz-Carlton, con su capitán, Douglas Prothero, a la cabeza. Su veto a García Costas seguía, a cierre de esta edición, en pie.
Por su parte, el comité de empresa del astillero vigués Hijos de J. Barreras apremió ayer al Consejo de Administración de la empresa a que "tome decisiones" y "no solo hacia la venta", sino también para "reactivar" la carga de trabajo. Fue tras otra jornada de protestas que culminó con un encuentro con la delegada de la Xunta en Vigo, Corina Porro, quien reclamó "un paso adelante" de los accionistas para facilitar un acuerdo que garantice la viabilidad de la compañía.
Vídeo: Marta Clavero
