Argenova fue una de las primeras filiales en recibir el golpe de Pescanova SA. Con una flota de 18 buques y un vínculo con el país que acaricia lo sentimental, se vio obligada a solicitar el concurso preventivo -similar a una suspensión de pagos, en el argot jurídico local- en mayo de 2013. Sucumbió al entramado de financiación cruzada tejido desde la dirección del grupo, en Chapela, una operativa -será juzgada a partir del día 2 en la Audiencia Nacional- que precipitó la pérdida definitiva de la filial chilena. El pasado 23 de agosto solicitó formalmente el levantamiento de todas las medidas cautelares vinculadas al concurso, como avanzó FARO en exclusiva, aunque los peros de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), la principal entidad tributaria de Argentina, dejaron el proceso en stand by. Ahora Argenova no solo ha vuelto a reclamar lo mismo, sino que ha reforzado su petición con un acuerdo económico con su matriz. Abonará a Nueva Pescanova, al tipo actual de cambio, 4,37 millones.
Así consta en un documento recién remitido al Juzgado número 50 de lo Comercial de Buenos Aires, dirigido por el magistrado Horacio Francisco Robledo, al que ha tenido acceso este periódico. Se trata de un "acuerdo transaccional" en virtud del cual "Argenova ratifica el reconocimiento de su calidad de deudora" frente a Pescanova (matiza el documento que actualmente, por reestructuración societaria, se refiere a Nueva Pescanova SL). Tras un "análisis riguroso" y una "ardua negociación entre las partes", el grupo que preside Jacobo González-Robatto "ha considerado pertinente readecuar su pretensión" económica. Finalmente el "monto [pendiente] a cancelar", aplicadas las quitas correspondientes, ronda los 290 millones de pesos (esos 4,37 millones de euros, al tipo actual de cambio). "Las partes han convenido que se procederá a cancelar la acreencia de Pescanova"; esta última "manifiesta su expresa conformidad con el pedido de cumplimiento preventivo presentado por Argenova", refiere el texto, firmado por los letrados Marcelino Cornejo y Eduardo Alfredo Saraví.
Este acuerdo, rubricado la pasada semana, despeja todavía más la salida de concurso de la filial productiva más rentable del grupo pesquero. Pero todavía falta el visto bueno de la AFIP, por más que Argenova haya ofrecido una especie de depósito para "garantizar" el desembolso íntegro de la deuda. Ésta está todavía en litigio, de ahí esta estrategia precautoria. En suma, la compañía se ha ofrecido a "caucionar" casi ocho millones de pesos argentinos, en torno a 1,2 millones de euros, con el objetivo último de salir de concurso, eliminar "las limitaciones al régimen de administración y disposición de bienes". En resumen, no tendría que pedir permiso para desprenderse de algún activo, como sí tuvo que hacer el pasado año con la venta de los derechos de pesca del Argenova XII (construido en 1972 en un astillero japonés). En esencia, la recuperación de su plena autonomía de gestión, sin tener que remitir informes de control mensuales.
Pese a su longevidad, la relación de Nueva Pescanova con el país sudamericano está muy viva. En el último ejercicio del que se disponen datos contables (2018), Argenova aportó un resultado neto de algo más de 20 millones de euros al grupo y es fundamental para el Ebitda consolidado. En Argentina operó el Lemos, el primer barco congelador de la multinacional con una capacidad de carga en las llamadas cámaras de conservación de 250 toneladas: "Es el primer buque de una serie de ocho, todos dotados del sistema de congelación rápida", referían las crónicas de la época. Tiene más de 700 trabajadores en el país, con una capacidad productiva anual de unas 13.000 toneladas. El año pasado, según datos aportados por la Aduana argentina, la filial exportó casi 20.000 toneladas de productos pesqueros por valor de 134 millones de dólares (122,5 millones de euros, al tipo actual de cambio).
