La desaceleración económica es generalizada. El Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona progresará este año un 1,1% y un 1,2% en el 2020, una y dos décimas respectivamente por debajo de lo proyectado hace tan solo cuatro meses. Una ralentización que se mantendrá durante un período prolongado, debido a las tensiones comerciales y políticas, y que será todavía más acusada en el caso de España. Según las nuevas previsiones económicas de la Comisión Europea, España seguirá creciendo por encima de la media de los países del euro pero a un ritmo menor del esperado: un 1,9% en 2019 y un 1,5% en 2020, cuatro décimas menos de lo pronosticado en julio pasado.

Bruselas achaca el enfriamiento de la economía principalmente a dos factores. En primer lugar a un menor consumo privado que se traduciría en un menor impulso al crecimiento y en dos décimas menos de crecimiento. Y, en segundo lugar, a la revisión de los datos por el ajuste estadístico del INE que restaría otras dos décimas. Para 2020, las previsiones de la Comisión también apuntan a una desaceleración de cuatro décimas, al 1,5% del PIB, y al 1,4% en 2021. A preguntas de los periodistas, el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, rechazó ayer caer en el alarmismo y descartó que la incertidumbre política que se vive en España desde 2015 esté pasando factura. Es más, indicó que la economía española es mucho más resistente y está en mejor posición para responder a la desaceleración global.

"No parece ser un factor que haya tenido un impacto sobre el crecimiento económico, aunque tenga un impacto sobre la desaceleración de las reformas estructurales", explicó. "No es la incertidumbre política quien explica ni el brillante crecimiento estos últimos años ni la desaceleración relativa de los próximos años", inistió sin entrar en valoraciones a tres días de las nuevas elecciones generales.

"Seamos claros. No quiero que mi mensaje se utilice de forma ambigüa. A pesar de la revisión a la baja es obvio que la economía española está en una situación más resiliente que en el pasado para enfrentarse a una desaceleración global". Dicho esto, y aunque confía en la "robustez" de la economía, recordó que el nuevo Gobierno español que salga de las urnas tras los comicios generales del 10 de noviembre tendrá que "redoblar los esfuerzos" y hacer reformas estructurales.

La ministra de economía, la coruñesa Nadia Calviño, también recibió las nuevas cifras de Bruselas sin alarmismo. "No hay que sobrereaccionar y hay que evaluar la situación como es", explicó a su llegada al Eurogrupo.