Es uno de los grandes fondos de inversión del mundo, con activos por más de 100.000 millones de euros. A excepción de su temprana oferta por Pescanova (en 2013, siendo vieja Pescanova), la huella de Oaktree Capital Management en Galicia se reduce a los inmuebles que antes pertenecían a Solvia, la inmobiliaria de Banco Sabadell. Y, aunque su apuesta por las empresas industriales es pírrica -se centra en deuda, activos problemáticos y ladrillo-, a día de hoy es la única opción en la que trabaja Barreras. Para capitalizarse, para evitar el preconcurso, para que The Ritz-Carlton (la naviera nació al cobijo de este gigante financiero) no tenga que pedir disculpas otra vez y estrenar su barco el próximo 14 de junio. De ahí que Oaktree pulule por el astillero y que hubiese acudido, por ejemplo, al consejo del pasado viernes.

De hecho, frente algunas informaciones que incluso apuntaban al supuesto interés del astillero italiano Fincantieri para adquirir Barreras -y su cartera, de 950 millones-, fuentes oficiales de esta firma las tacharon de rumores "sin ningún fundamento". Especializada en buques de pasaje de gran dimensión, tiene pedidos cerrados y espacio lleno hasta 2022. Y así como Oaktree es el único as bajo la manga de Pemex (de salida) y Ritz, depende a su vez de un desconocido grupo noruego con dos barcos parados en Beiramar. De los pagos pendientes que Havila Kystruten adeuda a Barreras y las auxiliares dependerá la reactivación de un proyecto de 300 millones y, si éste se produce, podrá aliviar las tensiones de tesorería que han propiciado la declaración de preconcurso. Havila prevé alargar en Vigo y con nueve metros cada uno de los cruceros, aquejados de sobrepeso (los que encargó en Turquía, gemelos a los de Barreras, llevarán menos acero para evitar un alargamiento). Ya cuenta con un retraso en la entrega de seis meses, que ha comunicado ya al Gobierno de Noruega.