La naviera noruega Havila Kystruten se adjudicó, en marzo del año pasado, parte de las rutas marítimas por los Fiordos en un concurso público: siete barcos serían operados por Hurtigruten y otros cuatro por la primera, Havila. De éstos, todos de nueva construcción, dos fueron adjudicados a Hijos de J. Barreras. A pesar de las enormes dificultades por las que atraviesa el astillero, de los impagos de la naviera y de los defectos técnicos de los buques, el proyecto en la atarazana viguesa sigue en pie. Aunque con correcciones. Los buques no estarán operativos para el 1 de enero de 2021; en tanto Havila considere que Barreras está en disposición de retomar las construcciones -previo desembolso de los impagos-, su calendario es el siguiente. La entrega de los cruceros sufrirá un retraso de unos seis meses. Para reemplazarlos, y para no incumplir las bases del concurso público, la intención de Havila pasa por arrendar dos barcos que cumplan la misma función, previsiblemente previo acuerdo con la administración nórdica. No podrán tener un calado de más de 5,2 metros.
Havila tendrá que alargar los barcos ( Pollux y Polaris) -ganarán unos nueve metros de eslora- para compensar el exceso de peso, de 1.200 toneladas. Es este defecto técnico el que aumenta el calado y le impediría acceder a muchos de los 33 puertos de la ruta nórdica. No sucederá lo mismo en los otros dos barcos de nueva construcción, asignados en este caso al astillero Tersan Shipard. Según las fuentes consultadas por FARO esta atarazana ha optado por otra solución técnica, que pasa por rebajar su peso con la utilización de más aluminio en detrimento de acero. Este periódico no ha podido contrastar si también adelgazará la dimensión de las baterías (los cruceros tendrán propulsión híbrida). Lo que sí constató FARO es que Tersan no tuvo sobre la mesa la construcción de las unidades asignadas a Barreras. El desembolso realizado por Havila hasta la fecha en el astillero vigués ronda los 26 millones de euros; el proyecto está paralizado desde el 5 de julio.
