Aunque la cotización de San José empieza a calmarse tras los fuertes rebotes que protagonizó cuando la Comunidad de Madrid y el ayuntamiento de la capital desbloquearon la vieja Operación Chamartín -rebautizada ahora como Distrito Castellana Norte- tras 26 años de idas y venidas para la construcción de 10.500 viviendas y un nuevo distrito financiero, la acción sigue estando entre las mejores del Mercado Continuo en este 2019 de incertidumbre económica. Ayer cerró a 6,96 euros tras un alza del 0,14% y acumula una revalorización anual del 47%. El grupo constructor pontevedrés es consciente de que se acabó el ritmo de vértigo al que venía moviéndose la economía y trabaja con la previsión de un "crecimiento contenido mundial", según detalla en el informe con sus cuentas del primer semestre. Centrada en la construcción y la prestación de servicios, "aunque sin dejar de lado las oportunidades inmobilarias", la compañía se agarra a una cartera "razonablemente diversificada" tanto por tipo de negocio como geográficamente, para "asegurar la estabilidad orgánica del grupo". En el cajón tiene proyectos por valor de 2.007 millones de euros, con el ladrillo a la cabeza (1.421 millones de euros, el 71% del total) y la energía asomando la cabeza. Y no tímidamente.
La cartera contratada en este sector roza los 400 millones de euros -el 20% de los encargos acumulados- y ganará peso en el negocio de San José al calor de la apuesta de la sociedad por la transición a un modelo más sostenible hasta convertirse en su "mayor actividad", según reconoce, a largo plazo. "En un periodo aproximado de 25 años", avanza.
"Consciente de la importancia de la lucha contra el cambio climático, el grupo impulsa la promoción de energías renovables y la investigación y desarrollo de soluciones energéticas sostenibles capaces de reducir el consumo de energía primaria y optimizar el aprovechamiento de las energías limpias mediante la utilización de las tecnologías más innovadoras", destaca la empresa también en el informe anual de actividades de 2018, donde presenta su aportación de "alto valor añadido" al sector. Se trata de proyectos "a la medida del cliente" que engloban la cadena al completo: ingeniería (estudio y diseño), operación y mantenimiento y "gestión energética integral".
Es lo que hace, por ejemplo, el contrato con el ayuntamiento de Vitoria para la gestión energética y el mantenimiento de 42 edificios públicos -centros de mayores, escuelas y recintos deportivos, entre otros- que suman 535.300 metros cuadrados. San José también se encargó de la construcción de una central que combina biomasa y gas para suministrar energía limpia al barrio de Txomin Enea, en San Sebastián; de la central de poligeranción de frío y calor del parque de la ciencia y la tecnología Parc de L'Alba (Barcelona); y de una planta fotovoltaica de 5,4 megavatios (MW) integrado por 486 paneles.
A medio camino entre los proyectos energéticos y la construcción convencional, la compañía firma la ejecución de la obra civil para un parque eólico de Endesa en Teruel y otro de 65,7 (MW) en Lugo para Norvento, la firma gallega de fuentes limpias para la que San José también trabajó en la construcción integral del Edificio Cine, su nueva sede, considerado uno de los inmuebles más sostenibles del mundo.
Por el momento, la división de energía aportó casi 4,8 millones del total de la cifra de negocios del semestre 440,1 millones de euros), lo que supone un crecimiento de menos del 2%. La construcción domina la cuenta de resultados de San José tras dispararse un 39%, hasta los 394 millones.
