El Eurogrupo, que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, defendió ayer que está "preparado para actuar" ante un deterioro de la economía "si los riesgos se materializan y las cosas empeoran". "En el Eurogrupo coordinaremos nuestra respuesta", declaró el presidente de la entidad, Mário Centeno, durante una comparecencia posterior a la reunión celebrada ayer en Helsinki, donde insistió que "pese a toda la incertidumbre", siguen siendo "optimistas" sobre la economía de la eurozona, que sigue creciendo, "aunque -admitió- a un ritmo menor".

Tras la decisión el pasado jueves del Banco Central Europeo (BCE) de aprobar un paquete de fuertes estímulos monetarios para apoyar la economía, porque el debilitamiento económico que atraviesa la zona del euro es más serio de lo que se pensaba, Centeno añadió ayer que en la pasada crisis económica la eurozona fue capaz de encontrar "un equilibrio en su respuesta exhaustiva, combinando políticas fiscales, reformas estructurales en el nivel nacional y de la Unión Europea, y política monetaria". "Mirando adelante, ante un deterioro, necesitamos encontrar un nuevo equilibrio y la política fiscal sin duda tendrá un papel", comentó, un día después de que el propio presidente del BCE, Mario Draghi, hiciera un llamamiento a algunos gobiernos de la zona del euro para que apliquen las políticas fiscales adecuadas para estimular la economía y que los tipos de interés suban.

Además de Centeno, el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro, Valdis Dombrovskis, se unió a la llamada porque "la política monetaria sola no puede resolver la situación". En términos similares se expresaron los ministros de Francia, Bruno Le Maire; Luxemburgo, Pierre Gramegna, o España. "Se ha hablado extensamente de la necesidad de que la política monetaria se vea complementada por una acción decidida de política fiscal a nivel europeo y políticas de reformas estructurales a nivel nacional", declaró Nadia Calviño.

Por el momento los bancos centrales de Alemania, Austria y Países Bajos se posicionaron contra las medidas del BCE. El presidente del banco central holandés, Klaas Knot aseguró que el "amplio paquete de medidas, en particular el reinicio de las compras de activos, es desproporcionado para las condiciones económicas actuales", añadiendo que existen "serias dudas" de su efectividad. El presidente del banco central de Austria, Robert Holzmann, también cargó contra la decisión, que el también el presidente del banco central alemán, Jens Weidmann, considera que no era "necesaria". Su intención es presionar para que la subida de tipos "no será retrasada innecesariamente".