Hacía tres años que la inflación en Galicia no estaba tan baja. El coste de la vida se encareció en agosto tan solo un 0,1% en comparación con el mismo mes del pasado 2018. La subida es dos décimas inferior a la registrada en el Índice de Precios al Consumo (IPC) en el conjunto del país (0,3%) y llega tras una caída mensual en el caso de la comunidad del 0,2%. El dato se queda muy por debajo del previsto por el Instituto Galego de Estatística (IGE), que era el 0,5%, y allana el camino a una posible entrada en negativo en este mes de septiembre. El organismo así lo estima: la tasa interanual será del -0,3%.

La principal razón de esta brusca caída de los precios en la región es la electricidad, que se desploma un 9,1% respecto a agosto del año pasado, cuando el recibo se disparó y el Gobierno se vio forzado a tomar medidas urgentes, como la paralización del impuesto a la generación. El abaratamiento de los carburantes y los combustibles tiene también su parte de responsabilidad en la situación de la inflación gallega. Bajaron un 1,8%.

La alimentación sí se encarece, un 0,2% -destacan, sobre todo, las carnes de conejo y caza, que aumentaron su coste un 5,4% y 4,6% la de cerdo-; y un 2,4% los servicios ligados al turismo y la hostelería, coincidiendo con el mes más fuerte del verano.