Es un diagnóstico que bien podría haberse escrito en junio del año pasado. O en febrero de 2017. También en enero de 2016. Porque el desgobierno en la principal confederación empresarial de Galicia, la CEG, regurgita como un trozo de comida mal masticado. A doce días de las elecciones a la presidencia -cargo vacante desde enero de 2018- no hay atisbo de que las organizaciones que componen la patronal vayan a ponerse de acuerdo no ya en un candidato de consenso, sino en dar tregua al vencedor. Si es que se presenta alguien, y sea cual sea el bando de donde proceda. Otrora estable, la situación en la Confederación de Empresarios de Ourense (CEO), a juicio de las fuentes consultadas, no hace más que enquistar este panorama. La victoria electoral de Marisol Nóvoa, sucesora del fallecido José Manuel Pérez Canal, se va a dirimir en los juzgados ante las supuestas irregularidades de su candidatura y el proceso electoral. "La CEO es ahora un mar de dudas, no se sabe de qué lado está", interpreta un vocal de la confederación.

Si la de Pontevedra pretendiese lanzar un candidato -el plazo para presentarlo expira el día 12- necesitaría del apoyo de las confederaciones sectoriales y de Ourense. El primero, creen las fuentes consultadas, lo tendría; el segundo, "probablemente no". "Si José Manuel estuviera esto no pasaba", lamenta el vocal, en referencia al expresidente ourensano. Y sin la CEO esa evencual candidatura no tiene ningún viso de prosperar, teniendo en cuenta que no recabaría el respaldo de A Coruña (comandada por el sempiterno Antonio Fontenla) y Lugo ( a cargo de Jaime López, secretario general). De hecho en las sectoriales temen que el coruñés "esté maniobrando para poner a alguien de su cuerda". "Mientras estén ahí tenemos muy complicado recuperar una CEG que se preocupe de los verdaderos problemas de los empresarios y aborde nuevos proyectos, que es para lo que debería estar". Condenan por ejemplo el silencio de la confederación gallega ante el desafío del Brexit, la falta de Gobierno en España o la ralentización del crecimiento económico.

Oposición

¿Y si emerge un candidato respaldado por Pontevedra y las sectoriales? Aún si lograra el respaldo de Ourense, lo que le daría casi el carnet de presidente, tendría que gobernar con los viejos estatutos y con una férrea oposición. "No se trata de mayorías ni de ganar, porque con ganar no llega", resume otro vocal vigués. "Dieter ganó, Arias ganó y Alvariño también", recuerda; ninguno pudo culminar los cuatro años de mandato. "Esto no se resuelve con votos, sino con voluntad por cambiar las cosas". Expone como ejemplo este empresario el resultado de la asamblea de febrero, cuando A Coruña y Lugo frustraron la propuesta de reforma estatutaria. El nuevo documento establecía una limitación de mandatos en la presidencia, la incompatibilidad de cargos y la posibilidad de plantear una moción de censura. También terminaba con la carretaxe de votos delegados en las asambleas generales, y otorgaba al presidente la facultad de contar con un equipo propio.