EEUU y China se mueven hacia adelante, amagan y se repliegan en el tablero de sus hostilidades comerciales y cada movimiento táctico de ambos colosos sacude los mercados. Las bolsas sucumbieron el lunes ante la devaluación del yuan inducida por Pekín y la respuesta de la Administración Trump, una escalada verbal que desató el temor a una guerra de divisas y a los impactos globales que ello desencadenaría (contracción del comercio mundial, turbulencias financieras, problemas para Latinoamérica y otras regiones del mundo muy endeudadas en dólares...). Ayer, un gesto de China que frenó la caída de su moneda apaciguó los parqués y relajó también, siquiera por unas horas, el tono de Washington.

En la noche del lunes, el Departamento del Tesoro de EE UU dio el paso de designar a China como país "manipulador de divisas" y amenazó con tomar represalias para acabar con sus "injustas" ventajas competitivas en el marco del Fondo Monetario Internacional (FMI), en lo que supuso una nueva escalada en la guerra comercial. Ocurrió después de que ese mismo día y tras una decisión del Banco Popular de China, la moneda del país se devaluara, haciendo que el dólar superase los siete yuanes, algo inédito desde 2008. Trump reaccionó acusando a Pekín de manipular la divisa para favorecer sus exportaciones en perjuicio de EEUU. El pasado viernes, y tras anunciar en los días previos Trump nuevos aranceles sobre productos chinos a partir de septiembre, el país que lidera Xi Jinping anunció que preparaba "contramedidas".

China ha negado que interviniera para devaluar artificialmente el yuan -la Administración marca la horquilla dentro de la que se puede mover la cotización de la moneda en su cruce con otras- y el Banco Popular del país fue duro en sus advertencias. "Esto no solo socavará gravamente el orden financiero internacional, sino que desencadenará turbulencias en el mercado financiero y obstaculizará en gran medida el comercio y la recuperación económica mundial", avisó.

Aunque la acusación de manipulación de divisas sigue en pie, asesores de Donald Trump transmitieron el mensaje de que el diálogo con China para reconducir la guerra comercial es posible y de que EEUU quiere negociar. Manifestación que llega tras otra decisión de Pekín políticamente incómoda para el mandatario estadounidense: la decisión de China de no comprar productos agrícolas procedentes del país norteamericano. El campo estadounidense es uno de los semilleros de votos del inquilino de la Casa Blanca.

En ese contexto de tiras y aflojas, la bolsa española registró nuevas pérdidas, aunque contenidas, ligeramente por debajo del 0,9%, al igual que Fráncfort (-0,78%) y París (-0,13%). En la tarde de ayer, Wall Street evitaba los números rojos con tibias subidas, tras el descalabro del lunes (-2,9%, el mayor retroceso del año en el Dow Jones).