Ni frío ni caliente: las exportaciones españolas crecerán solo un 2,3% este año, un volumen inferior al de la media europea y que anuncia el fin del boyante ciclo vivido durante la década que termina, cuando las ventas al exterior llegaron a representar el 34% del PIB.

En esta cuesta abajo, el comercio exterior español necesita un empujón. Mientras que el Plan de Acción para la Internacionalización de la economía española aprobado en marzo pasado no ha logrado todavía contener la menor demanda de la zona euro, el sector exterior espera como agua de mayo la entrada en funcionamiento del acuerdo Unión Europea-Mercosur.

Con un entorno internacional degradado por el frenazo del comercio internacional (0,7% de crecimiento este año frente al 4,6% de 2018) y las tensiones geopolíticas, a España no tendría por qué irle mejor. Sin embargo, la economía nacional mantiene el tipo pero no es inmune a las sacudidas del exterior. Este frenazo de la Unión Europea y las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, con una escalada de aranceles y medidas de retorsión in crescendo, además de la incertidumbre generada por el Brexit, han vuelto a producir aquello del aleteo de la mariposa que puede sentirse al otro lado del mundo.

Curiosamente, España es uno de los países que mejor parece resistir la desaceleración de la eurozona pero también uno de los más afectados por el declive económico de la Unión, ya que su sector exterior depende en gran medida de esa área económica, a dónde van la mitad de las ventas de las empresas españolas.

A contracorriente del vecino

Mientras España reduce sus ventas a Europa, Europa aumenta las suyas. A España, pero también a otros destinos del mundo. Los datos se antojan más preocupantes al compararlos con otros países del entorno. "Nuestros competidores están creciendo: la Unión Europea, los 28, han aumentado sus exportaciones un 4%; Alemania, un 1,8%; Francia, un 5,2%; Italia, un 2,9%...", explica Antonio Bonet, director del Club de Exportadores e Inversores, cuyos miembros representan el 20% del PIB español. "Desde finales de 2018, ese esfuerzo por aumentar las exportaciones está tocando a su fin", comenta. "De hecho", continúa, "el primer trimestre vendimos un 0,4% menos a Italia, uno de nuestros grandes clientes, las exportaciones a Alemania cayeron un 3,9% , un 15,8% las destinadas a Oriente Medio y las dirigidas a Turquía, como consecuencia de la grave crisis económica del país y la devaluación de su moneda, se han reducido un 32%". Incluso también cayeron en volumen: un 1,7%, al subir los precios justo ese 1,7%.

Así las cosas, el déficit comercial superó los 11.000 millones de euros, un 10,9% más hasta abril. Como efecto dominó, la deuda externa crece al 169% del PIB. Al cerrarse el primer trimestre del año, España debía d al exterior 2,058 billones de euros, su máximo histórico y 43.000 millones más que en 2018.

Estancadas como están, las exportaciones solo alcanzaron un crecimiento del 0,9% en el primer trimestre del año, hasta los 95.778 millones de euros, mientras que en el otro brazo de la balanza las importaciones ascendieron un 1,9%.

Antonio Bonet, del Club de Exportadores e Inversores, acacha parte de este estancamiento al enquistado problema de la productividad española. "Y si se estanca la productividad, la competitividad sufre", razona. El presidente de este consorcio acusa la falta de reformas estructurales. "De los sistemas laboral y financiero", concreta.

Con todo, reconoce la confianza que ha insuflado en el sector la reciente asociación UE-Mercosur y su importante pata comercial. Con este acuerdo, los dos principales procesos de integración económica que existen en la actualidad crean un mercado de casi 800 millones de consumidores, "en el que España, por lazos culturales e idiomáticos, lleva la voz cantante", apuntala. "En términos relativos", continúa, "Mercosur ha perdido importancia en nuestro comercio exterior". Vamos a recuperarlo, exhorta. El Club de Exportadores recuerda que las ventas de mercancías a este mercado en 2018 alcanzaron los 3.920 millones de euros (el 1,40 % del total de las exportaciones españolas), lo que coloca a España como el cuarto proveedor de la UE a Mercosur, detrás de Alemania, Francia e Italia.

Diferencias entre sectores

Por sectores, cada uno cuenta la feria según le va en ella. Y para experiencias, colores. Mientras que las ventas al exterior del sector del automóvil se desplomaron un 7,3%, las de jamón baten récord con un 10% más, lo que se traduce en 65.371 toneladas vendidas principalmente a Francia, Alemania y Portugal, a cambio de más de 500 millones de euros. China, el gran supermercado del mundo, le ha cogido también el gustillo al chorizo español, favorecido por la peste porcina africana, hasta dispararse un 42% las ventas de porcino a aquel país.

También las exportaciones de vino cayeron un 5,8% en los primeros meses de campaña, según el informe del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV). Al textil tampoco se le ha dado bien 2019, con un descenso del 20% de sus ventas al exterior. En el lado inverso de la tabla, cerveza (+3%), ginebra (+30%) y fresas (+9,2%) viven su mejor momento exportador con subidas, en el caso de los dos últimos productos, nunca vistas. Y de máxima importancia para el sector es el importante contrato de compra de trenes que Egipto firmó en mayo con Talgo por importe de 158 millones de euros.

De aquí a fin de año, las previsiones auguran una continua desaceleración de las exportaciones españolas. Con todo y desde una arista optimista, el Club de Exportadores espera que la puesta en marcha de políticas integrales de apoyo a la empresa "enfocadas en la consolidación de la presencia exterior, la mejora de la productividad y competitividad, el crecimiento y la diversificación de mercados y productos tengan reflejo en una buena evolución de las ventas al exterior".