Si el mundo transita hacia la sostenibilidad, Inditex quiere comandar ese viaje en su ámbito. "El objetivo es convertirnos en líderes como empresa sostenible y de economía circular", dijo ayer el presidente de la compañía, Pablo Isla, ante los 414 accionistas presentes en la junta, incluida la hija del fundador, Marta Ortega, cuyo vestido de rosas estampadas comenzó a hacer furor en Internet al poco de entrar en la asamblea. El suyo también puede considerarse un ejemplo de integración entre lo real y lo virtual, la otra gran apuesta de la empresa junto a la sostenibilidad.

Porque lo sostenible en Inditex ya no se limita a un conjunto de acciones reflejadas en la Memoria de Responsabilidad Corporativa. Ahora es una meta estratégica que debe presidir todas las fases del ciclo de vida del producto y de la cadena de suministro: desde el diseño y el aprovisionamiento hasta la fabricación y el control de calidad, la logística y la venta de tiendas y online. "Queremos convertir Inditex en una compañía plenamente sostenible en todos los aspectos", dijo Isla antes de hacer un llamamiento a los proveedores -7.500 solo en España que facturaron 23.000 millones en los últimos cinco años- para que "acompañen" a la multinacional en su viaje hacia la sostenibilidad total. Ahí están los objetivos expuestos en la hoja de ruta divulgada ayer, desde la eliminación total de las bolsas de plástico en todas las cadenas a la presencia de contenedores de recogida de prendas usadas en el 100% de las tiendas durante 2020. De cara a 2023, todos los residuos de las tiendas serán reciclados y se eliminará el 100% de los plásticos de un solo uso a clientes; mientras que en 2025 el 80% de la energía en sus espacios procederá de fuentes renovables, y el 100% del algodón, lino y poliéster que utilicen las marcas del grupo será orgánico, sostenible o reciclado.

Además, se creará una Comisión de Sostenibilidad en el Consejo de Administración que velará por el seguimiento de esta estrategia, tanto medioambiental como de derechos laborales. "En Inditex no se destruye ninguna prenda", respondió Isla tras la intervención de un accionista germano que manifestó su sorpresa porque pudiera crearse el mayor gigante textil del planeta desde esta esquina del mapa. "A Coruña es una ciudad maravillosa", puntualizó el presidente de Inditex en inglés al poco de que arrancase el discurso de este accionista, uno de los tres que tomaron la palabra. Según Isla, la compañía apenas tiene stock o es muy mínimo, y en ese caso se destina a fines benéficos, se recicla o se vende a un distribuidor calificado.

La sindicalista de CC OO, Fátima Romero Taboada, finalizó el turno de intervenciones. Taboada reveló su preocupación por el auge de los populismos que promueven políticas proteccionistas en perjuicio de compañías globales como Inditex; calificó las relaciones laborales de la compañía de "heterogéneas"; y alertó contra la "eventualidad" y el "crecimiento exponencial de las subcontratas" en la firma. También solicitó un acuerdo marco que equipare las condiciones de los catorce centros logísticos radicados en España, una demanda descartada por Isla en base a las distintas realidades de esas plataformas. El presidente de Inditex, por su parte, respondió que la compañía creó "2.500 puestos propios en cinco años en logística, de los cuales 2.200 son empleos fijos". "Creemos firmemente en el diálogo con los sindicatos", subrayó antes de destacar que la consideración de Zara Home como una cuarta sección de Zara no generará un impacto negativo sobre el empleo. "Podría tenerlo en positivo si crecen las ventas", apuntó.

Antes, el presidente de la multinacional detalló ante los accionistas el efecto tractor económico que ejerce la compañía en todo el mundo y, en particular, en España, como reflejo de la actividad de sus sedes centrales. La tributación fiscal total de Inditex superó los 6.166 millones de euros en 2018, de los que 1.692 millones fueron en España. La tasa efectiva del impuesto de sociedades volvió a superar el 22%, explicó.