El astillero Hijos de J. Barreras y la armadora Havila Kystruten retomarán esta semana las reuniones de carácter técnico para abordar la construcción de los dos cruceros, paralizada formalmente el 5 de julio por los problemas financieros de la firma noruega. Havila se había quedado sin esquema de financiación después de haber incluido en el mismo a entidades financieras "no comunitarias". Barreras no pudo prolongar más tiempo las tensiones de tesorería, con lo que al personal adscrito al proyecto por parte de las auxiliares se le envió de vacaciones. A este contratiempo, apuntalado ya, se le sumaron problemas técnicos. Los buques, de 124 metros de eslora y un presupuesto de 300 millones, tienen sobrepeso, un escollo que conlleva un coste y un nuevo plazo de entrega.
El devenir del contrato dependerá de que Havila Kystruten asuma el sobrecoste de los barcos, que tendrán que ser sometidos a un "rediseño técnico". Son varias las vías que el departamento de ingeniería de Barreras analiza para viabilizar las construcciones, cada una con un coste distinto. El diseño de ambos buques -bautizados ya como Pollux y Pollaris- pertenece a Havyard Design & Solutions, subsidiaria del mismo grupo armador. Barreras y Havila pusieron en vigor el contrato el pasado septiembre; el corte de chapa arrancó a principios de diciembre.
Aunque se solvente con celeridad la cuestión técnica del proyecto la vuelta al trabajo no será inmediata, ya que la atarazana deberá recuperar los flujos de materiales. Además de estos dos cruceros cuenta con una cartera de pedidos de otras tres unidades: dos buques ultrapremium para The Ritz-Carlton (el primero se estrenará el 5 de febrero de 2020 en Fort Lauderdale) y un ferri de 191 metros para Naviera Armas.
