El presidente del Banco Central Europeo (BCE) deja claro que la institución "no tiene tabúes" para abordar las medidas no convencionales a su disposición. En caso de que no mejoren las perspectivas, "serán necesarios estímulos adicionales", incluyendo entre las alternativas sobre la mesa una rebaja de los tipos de interés y la reactivación de las compras de deuda, lo que ha provocado fuertes descensos en las rentabilidades exigidas a los bonos de la zona euro, asegura Mario Draghi, cuyo mandato al frente de la institución expira el próximo 31 de octubre.

"En ausencia de mejoras, de manera tal que el retorno sostenido de la inflación a nuestro objetivo se vea amenazado, se requerirán estímulos adicionales", defendió el banquero italiano, que ayer inauguró por última vez el foro anual de bancos en la localidad portuguesa de Sintra.

Draghi da así un paso más allá que en su última rueda de prensa posterior a la reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno del BCE, donde ya anticipó que la entidad no descarta la opción de bajar los tipos de interés. El máximo órgano de Gobierno del instituto emisor deliberará en las "próximas semanas" sobre cómo adaptar los diferentes instrumentos a su disposición en función de los riesgos para la estabilidad de precios.

El presidente del BCE reconoció que la perspectiva de riesgos para la eurozona sigue inclinada a la baja y que amenazas como el proteccionismo, los factores geopolíticos o las vulnerabilidades de economías emergentes "no se han disipado" por lo que ha recordado que la institución puede responder a un empeoramiento mediante ajustes en la orientación a futuro de política monetaria de la entidad, así como con rebajas de los tipos de interés y la reactivación del programa de compras de deuda, que finalizó el pasado 31 de diciembre. Algo que no gustó nada al presidente de EEUU, que culpó a Draghi de la caída del euro a 1,12 euros por dólar, lo que hace "que sea injustamente más fácil para ellos competir contra EEUU", arremetió Donald Trump.