La plantilla de la fábrica de Ferroatlántica en Sabón (Arteixo) aceptó ayer, por un 62,81% de los votos, el plan de viabilidad ofrecido por la compañía para los próximos años. El acuerdo garantiza los salarios del centenar de trabajadores hasta enero de 2023, siempre y cuando la venta de la factoría de Brens (Cee-Dumbría) al fondo TPG llegue a buen puerto. La compañía de ferroaleaciones del Grupo Villar Mir (GVM) se compromete también a invertir 11 millones en la fábrica actual y otros 7 para construir una nueva planta en Sabón en 2020, dedicada a silicio de mayor calidad. Si los resultados operativos son buenos, Ferroatlántica dedicará ocho millones más y ampliará plantilla. La inversión asegurada es de 18 millones y si todo va bien llegaría a 26. El sindicato CIG manifestó su rechazo al acuerdo, que a su juicio implica segregar las centrales hidroeléctricas de la actividad de ferroaleaciones para que el GVM haga caja.

El plan de viabilidad de Sabón no menciona la operación de A Costa de Morte, pero sí condiciona las medidas a dos premisas: que haya una escisión de Ferroatlántica -para separar la fábrica arteixana del lote de centrales hidroeléctricas y complejo industrial que TPG trata de adquirir en Cee-Dumbría- y que la compañía logre "fondos extraordinarios". "Todos sabemos que va a depender de la venta", resume Francisco Blanco (UGT), portavoz del comité de empresa, que considera "positivo" el acuerdo aunque admite que la representación de los trabajadores está "dividida". Víctor Naya, delegado de la CIG en Sabón, critica que la propuesta de la empresa es "es muy parecida a la presentada en 2017", cuando la Xunta impidió la segregación de las centrales del Xallas que GVM pretendía vender entonces a un grupo canadiense.