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Siete de cada diez municipios del norte de Portugal alcanzan el pleno empleo técnico

El naval de Viana se suma al vigués en cuanto a falta de personal: "Si apareciesen 150 les abriríamos las puertas"

Miguel G. Monero

El 17 de mayo de 2014 Portugal dio por concluida la intervención de la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) tras un durísimo plan de ajuste: fuera las pagas extra a funcionarios y pensionistas, privatizaciones y subidas de impuestos (el IVA escaló al 23%, además de un recargo adicional en los combustibles). Fue la contrapartida a un rescate de 78.000 millones de euros. "El país estaba al borde de la bancarrota, sin financiamiento posible y a un paso de salir del euro", recordaba aquel día de mayo el ex primer ministro luso, Pedro Passos Coelho. Aquella foto nada tiene que ver con la actual; a un paso del déficit cero, con una tasa de paro del 6,8% -en España es del 14,7%- y con récord inversor de capital extranjero. En el norte del país, alumbrado por las exenciones fiscales, la colaboración público privada, los bajos costes o el desarrollo de infraestructuras, el desempleo es rara avis. De los 31 municipios de Alto Minho, Cávado, Fafe y Área Metropolitana do Porto -son las cámaras más próximas a la raia-, 21 registran un pleno empleo técnico.

Es la conclusión que arroja el cruce de datos entre la población en edad de trabajar, del Instituto Nacional de Estatística, y el censo de parados registrados, que elabora en este caso el Instituto do Emprego e Formação Profissional (IEFP). A cierre de marzo, solo diez municipios rebasan el 5,5% de ratio de desempleados anotados en las oficinas públicas respecto a sus activos. Ninguno se caracteriza por una fuerte huella industrial, a la que sí han dedicado todos sus esfuerzos -incluso con fondos comunitarios- los autarcas (alcaldes) de Vila Nova de Cerveira, Valença do Minho, Ponte de Lima, Viana do Castelo o Paredes de Coura. Que tampoco ha sido gratis para los empleados, porque tras el rescate de la Troika la presión fiscal para los ciudadanos ha escalado al 35,4% -de cada 100 euros de salario, ese porcentaje se lo come el fisco- y el salario medio al borde de la frontera continúa por debajo de los 900 euros mensuales (896, de acuerdo a la Comissão de Coordenação e Desenvolvimento Regional do Norte (CCDR-N).

La industria manufacturera

Las únicas excepciones en el listado son Fafe, Guimarães, Póvoa de Lanhoso, Gondomar, Matosinhos, Paredes, Porto, Santo Tirso, Valongo y Vila Nova de Gaia. Son municipios más terciarizados y, de hecho, el 71% de los desempleados de todo el Portugal continental pertenecen al sector servicios. La suma de los parados de la industria metalúrgica, maquinaria pesada y automóvil concentra apenas el 2,7% del total de demandas de trabajo. Se da la circunstancia que la industria naval lusa, con empresas que a día de hoy están prestando servicios a los astilleros de la ría de Vigo -con tope de carga de trabajo de los últimos diez años-, tampoco encuentra personal. "Hoy, si apareciesen 150 trabajadores, les abriríamos las puertas. Necesitamos carpinteros, electricistas, fontaneros... y no los conseguimos", lamentaba el pasado marzo el empresario Mário Ferreira, de los astilleros West Sea (antes Estaleiros Navais de Viana). Es una réplica del mensaje del sector en Galicia, pero con retribuciones más bajas. En la atarazana, con cuatro cruceros en cartera, trabajan cada día 1.300 trabajadores de 15 nacionalidades. La relación entre desempleados inscritos y activos es de apenas el 3,3% en Viana do Castelo. Allí proveedores del automóvil como Eurostyle, Borgwarner, Howa Tramico o Informoldes encontraron un buen lugar donde expandirse.

Lo mismo que hicieron Olbo & Mehler, Delphi, Continental o Tesco en Vila Nova de Famalicão, que ha recortado la ratio de desempleados del 11,4% que soportaba cuando culminó la intervención de la Troika al 4,32% del pasado marzo. Automoldes o Safe Life, también vinculadas a la industria de la automoción, contribuyeron incluso a rebajar hasta un 300% los parados de Trofa o Ponte de Lima, respectivamente. La intensa actividad constructiva -tanto en estas localidades como en el conjunto del país- aflora en 900 ofertas mensuales solo para las actividades del ladrillo, por las casi 300 del textil y las empresas metalúrgicas.

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