No habrá salidas forzosas en el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con el que Caixabank quiere acompasar la plantilla a la transformación digital y la especialización de la red. La entidad llegó a un acuerdo en la madrugada del martes al miércoles con la plataforma Unión Sindical, integrada por UGT y otras seis centrales. El ajuste será algo menor al previsto inicialmente. El número de extinciones pasa de 2.157 a 2.023, de las que unas 64, según estiman los sindicatos, serán en Galicia, donde echarán el cierre 34 sucursales. CCOO mantiene su rechazo a lo que califican como "una purga" del personal a través de las medidas de movilidad selladas ayer.

El ERE, para el que se abrirá un plazo de adhesiones voluntarias de una semana, reparte las salidas en tres grupos. El colectivo A, con los trabajadores de 54 años en adelante, saldrá con el 57% del salario y el convenio de la Seguridad Social hasta los 63 años y una prima de entre 18.000 y 28.000 euros si cobran en forma de renta. Lo mismo que para los de 52 y 53 años, el grupo B, que tendrán derecho al mismo porcentaje de sueldo durante ocho anualidades. Los menores de 52 años recibirán una indemnización de 45 días por año con entre 36 y 42 mensualidades y una prima de 23.000 euros como máximo.

Para cubrir vacantes y adaptarse al nuevo modelo de negocio -apoyado en las oficinas urbanas Store con agentes especializados-, Caixabank se reserva la movilidad forzosa, pero no más de 75 kilómetros con un plus de 9.000 a 16.200 euros en función de la distancia.

La plantilla en Galicia con más de 52 años ronda los 50 empleados de un total de casi 800. "No habrá un gran impacto en la comunidad porque, ni de lejos, la edad media de la plantilla llega a las edades del los grupos A y B", señala Víctor Santos, de UGT, que destaca la importancia de que "prácticamente todo es voluntario". "Las condiciones son mejores incluso que el ERE de 2015", dice. CCOO avisa de las consecuencias de la movilidad en Galicia "con tanta dispersión". "Lo hacen para poder mover a los trabajadores -critica Xoancar Viveiro- cuando lo consideren o generando excedentes ficticios".

También el Santander y los sindicatos iniciaron ayer las conversaciones para el segundo ERE en menos de un año. Tras los servicios centrales, el grupo quiere hacer en la red la digestión de la compra del Popular-Pastor. No hay cifras en la mesa todavía, aunque todo apunta a que superará las 3.000 salidas. El banco defendió ayer la reestructuración para acabar con las "redundancias" provocadas por la absorción, que en Galicia le deja con 2.200 trabajadores y más de 400 oficinas. Su intención son medidas pactadas no traumáticas y la flexibilidad interna.