Es la segunda mayor área de pesca para la industria de transformación pesquera gallega -después de la zona 41 (Cono Sur, con Argentina y Malvinas)-, y allí faenan más de cuarenta buques de capital principalmente vigués. El caladero de Namibia es territorio conquistado desde los años sesenta, tras el estreno de los primeros buques congeladores españoles, y el reto pasa ahora por retener esa condición prácticamente hegemónica después del mayor reparto de cuotas desde que el africano es un Estado independiente (1990). Que se está haciendo esperar, para disgusto del sector en Galicia. Porque la asignación de derechos de pesca, que según el ministro Bernhardt Esau era inminente hace solo dos semanas, ahora no se conocerá hasta finales de año. O ni eso. "Tenemos que hacer los estudios adecuados. Estamos tratando de terminar el proceso para finales de este año, pero realmente no puedo decir que lo vayamos a tener para entonces. No queremos cometer errores", publicó ayer el periódico local The Namibian. Hay "varios" proyectos de buques de nueva construcción pendientes de la decisión de Windhoek, aseguran fuentes del sector, que no ocultan su "exasperación".

"Es un proceso tedioso. Hemos terminado con la primera fase del proceso de evaluación, pero es complicado", apostilló el ministro que, a mediados de abril, aseguró que solo faltaba "publicar" los resultados. "Debemos identificar por qué no se ha seleccionado a un solicitante y no solo emitir una carta de rechazo". Lo que pretende ahora el Gobierno que preside Hage Geingob, a juicio de las declaraciones de Esau, es realizar una due diligence de cómo han revertido las empresas las últimas asignaciones de cuotas entre los namibios y cuánto han contribuido a la creación de empleo, a la erradicación de la pobreza o a la inserción laboral de las mujeres en el sector. Como publicó FARO, la última gran asignación de posibilidades de pesca de merluza, de 2003/2004, concedió a las empresas mixtas participadas por pesqueras gallegas un periodo de tranquilidad de 15 años, en la mayor parte de los casos.

Resultaron beneficiadas firmas como Cadilu Fishing (exfilial de Vieirasa, ahora de Iberconsa), Overberg Fishing Company (también de Iberconsa), Novanam (Nueva Pescanova) o Hatutungu Fishing ( joint venture participada por Blue Sea, con Grupo Pereira). Entre los buques que participaron del reparto de más de 172.000 toneladas -solo para merluza- figuraban ya unidades de capital gallego como Campa del Infanzón, Merlus One, Pemba Bay, Echalar (ahora Umzabalazo), Ribadavia o Torra Bay. Hay unas 120 licencias en liza; se han presentado 5.193 solicitudes.

Como ha publicado The Namibian, el Gobierno namibio quiere erradicar las acusaciones de amiguismo en el reparto de permisos de pesca. "En algunos casos, las comunidades y los namibios más desfavorecidos se usan como pretexto para que las compañías obtengan cuotas de pesca, y luego se les excluye de los beneficios", publicó el rotativo. Es una acusación que no inquieta a las empresas gallegas, que han realizado fuertes inversiones en el país desde su entrada a través de las sociedades mixtas. Así lo explicitó el pasado febrero a este periódico el consejero delegado de Iberconsa, Alberto Freire. "Con las importantes inversiones que hemos realizado y el empleo que sostenemos, entendemos que no debemos estar preocupados". La propia Iberconsa ya realizó inversiones de 6,5 millones en el último lustro con, entre otras, la instalación de líneas IQF ( Individual Quick Freezing) para mejorar el procesado de la materia prima. Los tres fresqueros que Nueva Pescanova construirá en Armón Vigo conllevarán un desembolso de 30 millones. En suma, según los datos recopilados por este periódico, la inversión gallega en el país ha rozado los 50 millones en los últimos tres ejercicios, con renovación de flota y mejora de la capacidad productiva en las factorías de Walvis Bay y Lüderitz.