El adelgazamiento del ecosistetema empresarial y la reducción del gasto público -vía subvenciones, convenios o planes formativos- fueron justicieros para patronales, cámaras de comercio (en este caso, con una casuística adicional por la eliminación de las cuotas obligatorias) u organizaciones sindicales. La Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) no escapó a esa dinámica, aunque confía en despedirla definitivamente con un nuevo concepto organizativo: control de gasto, prestación de servicios a terceros, arrendamiento de oficinas y proyectos de cooperación transfronteriza. Es la vía elegida por el equipo de Jorge Cebreiros, que ayer recibió el voto favorable y unánime a las cuentas de 2018. El balance recoge unos números rojos de 24.730 euros, frente a las pérdidas de casi 97.000 euros del ejercicio anterior; es un tijeretazo a los negativos del 65%. De hecho, como advirtió ayer el máximo mandatario de la CEP, el margen de explotación -indicador que refleja la rentabilidad de una sociedad, sin contar el efecto de intereses e impuestos- fue positivo por primera vez en cuatro años.

"Las cuentas se han aprobado por unanimidad, como se hacen las cosas en la CEP". Diálogo, transparencia, colaboración y talante fueron algunos de los pilares que, a juicio de Cebreiros, sustentaron tanto la mejora de los indicadores económicos de la patronal como de su peso específico como generadora de opinión. Contrasta el clima en la confederación de Pontevedra con el reino de taifas de la patronal gallega, sin presidente desde enero de 2018 y con un proyecto frustrado de renovación estatutaria. Y eso que el mandato de Cebreiros arrancó de manera convulsa, con una judicialización del proceso electoral en el que batió, por tres votos de diferencia, al candidato Luis Novoa. "Aquí no hay juego de tronos", ilustró. "Decidimos apartar todo lo que no fuera estratégico, hemos superado los localismos; nuestra pelea es por un interés común", agregó ante la presencia del alcalde de Vigo, Abel Caballero, encargado de clausurar la ceremonia posterior a la asamblea general. La presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, también concurrió a la cita.

Cebreiros aprovechó de hecho la presencia del regidor vigués para trasladarle las felicitaciones por el resultado en las elecciones del domingo, y también para pedirle su mediación para amplificar ante el Gobierno de Pedro Sánchez las necesidades de las empresas de Vigo y el resto de la provincia. "Necesitamos estabilidad, diálogo social, menor presión fiscal para las empresas y reformas estructurales", enumeró el empresario, que también demandó una mayor inversión en la alta velocidad a Madrid y Oporto o la supresión del peaje a Redondela.

Caballero cogió el guante. "Fue un inmenso error haber permitido la prórroga de la concesión de la autopista" que, dijo, "cercena" un posible espacio económico compartido con Pontevedra. Para el regidor resulta un "anacronismo" que Vigo no disponga de una autovía directa con Madrid. Se refirió también el líder socialista a la falta de mano de obra cualificada, que ha impactado ya en actividades como la construcción naval, el textil o la industria metalúrgica, y apremió a la Xunta a poner remedio a este déficit. "Necesitamos formación más que nunca, y es una responsabilidad de los gobiernos autonómicos". Caballero coincidió con Cebreiros en la necesidad de diálogo y, ante una audiencia de empresarios, defendió la "justa" distribución de la riqueza, en contraposición a un modelo manchesteriano -doctrina ultraliberal- que "solo genera conflicto".