Se le podría llamar fiscalidad 4.0. Una auténtica revolución en el la gestión tributaria, más allá de la posibilidad de ahorrar el paso por ventanilla y realizar gestiones como la declaración de la Renta a través de internet. Hace tiempo ya que las administraciones se engancharon a las casi todopoderosas nuevas tecnologías para atar en corto a los contribuyentes. De hecho, una de las patas de los planes especiales de control del fraude que se vienen concatenando para impulsar los ingresos desde que estalló la crisis y la caja pública se quedó seca, es, además del rastreo de información a partir de los recibos de servicios básicos o anuncios de compraventas en la red, aprovechar al máximo potencial de las estadísticas y los algoritmos. "Para mejorar la eficacia del uso de la información de que dispone la Agencia Tributaria se utilizarán nuevas técnicas de análisis de datos -explicaba el organismo en su Plan de Control Tributario y Aduanero de 2018-. Se desarrollarán nuevos modelos de detección de fraude basados tanto en técnicas analíticas como en el análisis de redes mediante técnicas de big data".

La información es poder. Lo tiene también muy claro la Axencia Tributaria de Galicia (Atriga), que quiere darle una vuelta a su actual sistema con el que los técnicos pueden obtener las operaciones tributarias "vinculadas a un contribuyente o a un grupo de ellos", como apunta la entidad en las condiciones de contratación de un nueva estructura de información para incluir más datos todavía y crear un almacén con todos ellos.

El sistema actual de la Atriga proporciona información tributaria de los expedientes, declaraciones, liquidaciones, índices notariales y bienes catastrales, fundamentales estos dos últimos apartados para la comprobación -muy polémica por la alta litigiosidad- de los valores notificados en ventas y herencias de inmuebles, que es lo gordo de la recaudación tributaria de la Xunta. Hay un gestor de base de datos, otro programa sobre un servidor web para hacer la presentación de los ficheros y otra herramienta más para los procesos de carga. "Se hace necesario el desarrollo de un sistema más ágil y dinámico que permita la incorporación de información de otras fuentes de datos, que posibilite el diseño de múltiples relaciones entre los distintos datos, así como la actualización continua con la finalidad de dar respuesta a las necesidades de los usuarios", señalan las cláusulas, en referencia a los trabajadores de la Atriga.

El "Gran Hermano" del fisco gallego sumará a sus fuentes de información los datos del patrimonio de los contribuyentes, el Impuesto de Actividades Económicas, sus ingresos, actuaciones tributarias, pagos contables, bienes tributarios y hasta las facturas que emitan y las subvenciones que cobren.

Las consultas en estos momentos se realizan a partir del llamado Censo Único Compartido en el que, entre otros detalles, figuran los datos generales y la dirección de los contribuyentes. El contrato da a entender que no todos los NIF están incluidos en esa especie de padrón fiscal. Y apuesta por un "repositorio de personas/contribuyentes preciso y consistente", donde estén todos y la información tributaria esté unificada. El servicio incorpora evidentemente "mecanismos de seguridad" para filtrar el acceso a los datos y el registro de la actividad que los técnicos lleven a cabo con las consultas.