Hay que irse muy atrás, hasta 2007, para encontrar la última chispa de las energías renovables en Galicia. Ese año empezaron a funcionar 17 parques eólicos y por primera vez, tras un incremento del 15%, se superaron los 3.000 megavatios (MW) de potencia para aprovechar el viento como fuente de electricidad limpia. Luego vino una larga década de bloqueo por el fin de las primas a la producción verde, que coincidió en la comunidad con el fracaso del concurso eólico de 2.300 MW impulsado por los populares a su regreso a la Xunta tras anular la puja anterior del bipartito. El sector vuelve a soplar ahora con los aires de antaño, cuando la región fue pionera en la apuesta por la eólica en toda España. Al amparo de las macrosubastas de renovables del Gobierno central, en estos momentos en Galicia se están construyendo 16 nuevos parques y hay además en marcha la repotenciación de otro.
Los 17 proyectos suman, según la información aportada por la Consellería de Economía, Emprego en Industria, un total de 395,35 MW, una inversión de 409,65 millones de euros y, entre los trabajos de construcción y las tareas de mantenimiento, está previsto que empleen a 5.000 personas. Prácticamente todos, explica el departamento dirigido por Francisco Conde, salieron adelante por el trámite de declaración de interés especial previsto para infraestructuras energéticas de carácter renovable en la ley de Implantación Empresarial para captar inversiones frente a la competencia del norte de Portugal. Solo uno se tramitó por la vía convencional, el proyecto de reducción de 28 aerogeneradores a 24 -con la sustitución de 6 antiguos de 0,66 MW de potencia unitaria por otros dos de 1,98 MW- en el complejo Coriscada II de Ibedrola entre las localidades coruñesas de Mañón y Ortigueira.
Naturgy tiene en marcha el levantamiento de seis parques. En seis también trabaja Norvento. Otros tres en obras son de Enel Green Power, filial de renovables de Endesa; y uno más pertenece a Inverólica de Abella, del grupo Invertaresa, actualmente en concurso de acreedores. Los que empezarán su construcción "próximamente", según el Ejecutivo autonómico, aglutinan una potencia de alrededor de 113 MW y otros 138 millones de presupuesto.
No pueden perder mucho tiempo. La totalidad de los proyectos deben estar conectados al sistema y operativos antes de que acabe este año. De lo contrario, perderán los millonarios avales que tuvieron que depositar por las adjudicaciones y que van de los 20.000 euros por MW exigidos en la primera subasta y los 60.000 de la segunda y la tercera.
Hace solo unas semanas, durante una comparecencia con los medios de comunicación antes de su junta anual de accionistas, Red Eléctrica de España (REE) alertó del "pobre nivel de tramitación" de los más de 8.000 MW de eólica, fotovoltaica y biomasa concedidos en las subastas. "Se necesita un plan decidido por parte de todas las administraciones para cumplir con la integración", reclamó Juan Lasala, el consejero delegado de la compañía que reciben las solicitudes de conexión y gestiona el transporte de la electricidad en España.
