Juan Vázquez Gancedo se deshace en elogios con "el enorme talento" que encontró hace unos días durante la primera edición de los Encuentros Universidad-Empresa organizados por el Vicerrectorado de Transferencia de la Universidad de Vigo para tender puentes entre dos mundos, el educativo y el de los negocios, tradicionalmente poco conectados. El Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga) presentó allí la Business Factory Food (BFFood), su gran apuesta para romper definitivamente la brecha que separa la innovación del día a día del consumidor. "Tenemos una Escuela de Ingeniería Industrial donde se sabe mucho del salto al 4.0, muy buenos matemáticos...", alaba el presidente de Clusaga. A ellos, a todos los emprendedores, se abre la primera aceleradora del sector en Galicia para madurar ideas rompedoras en gestión, control de calidad y nuevos productos bajo la supervisión de grandes compañías agroalimentarias gallegas, dispuestas a comprar las soluciones que se desarrollen o participar en el capital de las empresas creadas al amparo de los proyectos.

"El ecosistema es de ensueño", asegura el también director general de Bodegas Martín Códax, en referencia al potencial de Galicia por la suma de la agricultura, los recursos marítimos, las tres universidades, los centros tecnológicos y el apoyo de la administración. Al igual que con otras actividades como el motor o el aeroespacial, la Consellería de Economía, Emprego e Industria, a través del Igape, Xesgalicia y la Axencia Galega de Innovación (Gain), decidió impulsar la aceleradora para ayudar a consolidar el tejido industrial del sector. "Nuestros productos están muy bien posicionados internacionalmente -añade Vázquez Gancedo-. Nunca existió una oportunidad más grande para afrontar con éxito los retos de la cada vez mayor competencia y la globalización".

La transformación de la industria alimentaria de Galicia en estos últimos años es espectacular. Su facturación ronda ya los 8.000 millones de euros y suma 28.000 empleos directos. Es de los pocos motores de la economía autonómica que aguantó el tipo durante la doble recesión gracias, sobre todo, a las ventas al exterior: el pasado 2018 superaron los 2.600 millones de euros, un 87% más que en 2009, según el balance del Departamento de Aduanas de la Agencia Tributaria.

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Pese a los evidentes avances, su relación con la I+D no es muy diferente a la que tienen otros sectores. No forma parte del corazón del negocio de las compañías. Tras largos periodos de inversión de 5,6,7 u 8 años, muchas veces el producto llega al mercado ya obsoleto. "Nos dimos cuenta de que ese escollo puede salvarse con un modelo de innovación abierta a partir de las necesidades que detectamos por nuestra propia experiencia las 85 firmas integradas en Clusaga", indica Vázquez Gancedo. Ocho de ellas (Calvo, Nueva Pescanova, Martín Códax, Kiwi Atlántico, Clavo Food Factory, CLUN Cooperativas Lácteas Unidas, Quescrem y Torre de Núñez) serán las firmas encargadas de tutorizar los proyectos y encarar su comercialización.

"Aunque haya ejemplos significativos de proyectos ejecutados con éxito, el grado de implementación de las llamadas tecnologías de la industria 4.0 y la transformación digital es, en general, todavía insuficiente", asegura Juanjo de la Cerda, director corporativo de Calidad e I+D+i en Nueva Pescanova. "Es importante además -continúa- que las empresas aprovechen las oportunidades que la administración está dando para facilitar su incorporación".

"Hasta hace poco íbamos cada uno por nuestro lado -opina Carlos Vila, director general de Kiwi Atlántico-. La crisis nos dio un baño de realidad e hizo que cambiáramos la postura para optar por la unión, de ahí el elevado interés que está habiendo para participar".

A los candidatos se les están planteando nueve retos diferentes, bajo una "visión transversal" que va desde el primer eslabón de la cadena alimentaria hasta el cliente final, y todos "reflejo de distintas oportunidades de mejora que hemos identificado las empresas tractoras y que son también una muestra muy representativa de la situación general del sector", según De la Cerda.

¿Y cuáles son? BFFood busca su propia bola de cristal y saber qué va a demandar el consumidor con sistemas predictivos gracias a las innumerables posibilidades que brindan las técnicas de modelización, aprendizaje y la minería de datos. Adelantarse a las compras permite, por ejemplo, evitar situaciones de exceso de stock y de falta de oferta. El segundo reto tiene mucho que ver también con las nuevas tecnologías: sistemas de gestión de la calidad que automaticen la ingente cantidad de información que hay alrededor de un producto -proveedores, análisis, homologaciones, trazabilidad, etc.- para asegurar que llega a destino en condiciones adecuadas.

El reto número tres se mete de lleno en los gustos del cliente. En su sentido del gusto. "Imagina el diferente nivel de azúcar que puede tener la fruta dentro de una misma cosecha y la importancia de que sea el adecuado o diferenciar cada pieza", pone como ejemplo el director general de Kiwi Atlántico. La aceleradora pone sobre la mesa el desarrollo de soluciones de análisis objetivo sobre las condiciones organolépticas de los productos, tanto de materias primas como procesados.

Para reducir el impacto en el entorno, la BFFood incluye en sus temáticas el diseño de envases innovadores y sostenibles -que, a la vez, permitan alargar el ciclo de vida de lo que llevan dentro- y otra línea de investigación para el aprovechamiento y la revalorización de subproductos y excedentes alimentarios: derivados del vino, lácteos o cárnicos que pueden reinventarse para bebidas sin alcohol, la cosmética o nutrición animal.

Pensando, sobre todo, en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), otro de los retos pasa por soluciones tecnológicas centradas en agilizar los procesos de distribución y la llegada del feedback del cliente; y la eficacia en el almacenaje y la logística a través de un etiquetado "inteligente". La vocación práctica de la aceleradora se refleja en el encargo de nuevos ingredientes o fórmulas de fabricación para dar con un rebozado y empanado crujiente y saludable para microondas. El último reto es abierto. "Para que nos sorprendan", dice el presidente de Clusaga. "Sabemos que hay gente trabajando en ideas innovadoras que son diferentes a estos retos -explica Vázquez Gancedo- y por eso dejamos terreno para cualquier otro proyecto innovador aplicable al sector".

El 16 de mayo finaliza el plazo para presentar candidaturas a la BFFood, que seleccionará los proyectos beneficiarios durante el mes siguiente. Se elegirán seis. La aceleración durará hasta abril de 2020. Gain y Xesgalicia asumirán la financiación con inyecciones a fondo perdido y préstamos participativos y las empresas tractoras podrán también firmar operaciones de crédito o compras de capital. "Se van a encontrar de antemano que tienen ya un mercado y que el CEO de una gran empresa está dispuesto a dedicarles el tiempo que necesiten", avanza el líder de Clusaga. "La industria -resume- necesita a los emprendedores".