Pescanova SA (o vieja Pescanova) es una sociedad de cartera propiedad del 1,6% de la multinacional que dirige Ignacio González, y a la que en 2015 transfirió todo el negocio pesquero. Los consejeros que ha tenido desde entonces siempre han fiado su futuro a los juzgados: pleitearon -sin éxito- para anular la ampliación de capital, con la que se diluyó su participación en Nueva Pescanova, y también contra un crédito que redujo la quita de la banca en 300 millones de euros. Su única victoria en los tribunales fue respecto a una especie de pensión de manutención. El convenio por el que Nueva Pescanova asumió la gestión de fábricas, barcos o granjas estipulaba que debía prestar a la antigua matriz, "libre de costes, el necesario apoyo administrativo, fiscal y legal para su correcto funcionamiento" durante cuatro años (a contar desde 2015). También un desembolso anual de 255.000 euros, actualizados con el IPC. Esa partida, fijada para "cobertura de gastos generales de funcionamiento", fue casi equivalente al dinero que se repartieron tres de los cuatro consejeros el año pasado. En total, Juan Manuel Ginzo, Luis Malo de Molina (presidente) y Alejandro Fernández Zugazabeitia percibieron 212.000 euros; Leopoldo Fernández Zugazabeitia, según el informe remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), no cobró. A mayores de ese 1,6% que ostenta en Nueva Pescanova, la vieja matriz no tiene ninguna actividad y admite en su informe financiero anual que acaba de publicar la CNMV el riesgo de insolvencia, con 9.000 accionistas atrapados que podrían perder todo lo invertido.

El mejor remunerado fue Ginzo, que según su currículum es "experto en Informática y Nuevas Tecnologías". Percibió 106.000 euros, el doble que sus colegas de mesa, en concepto de remuneración fija y por "pertenencia a comisiones del consejo". En comparación con 2017, los pagos a los consejeros de vieja Pescanova se multiplicaron por cuatro; el ejercicio previo, 2016, ninguno percibió ingreso alguno. Entonces estaban al frente de la empresa Alejandro Legarda, Fernando Herce o Diego Fontán, que en 2015 -el traspaso de la actividad a Nueva Pescanova se ejecutó en diciembre- se habían repartido 104.000 euros por cabeza.