La Audiencia Provincial de Pontevedra ha desestimado la demanda interpuesta por la aseguradora viguesa Real, Merino, Barreras & Asociados (RMB) contra Nueva Pescanova, a la que reclamaba una indemnización de casi 524.000 euros. La sala, en un fallo del 22 de febrero, ha ratificado el pronunciamiento del juzgado de Primera Instancia de Redondela, y ha cargado sobre la demandante las costas judiciales del proceso. La aseguradora asegura que Pescanova anuló el contrato de corretaje de seguros de forma "unilateral", lo que -a su juicio- fue un proceder "contrario a las exigencias de la buena fe y no conforme a derecho". La cantidad reclamada era en concepto de "daños y perjuicios".

El letrado de RMB defendió en sala que el vínculo con la multinacional era el de "un contrato histórico de corretaje de seguros global, de duración indefinida, tratándose de una auténtica gerencia externa de riesgos". Eso sí, esa relación no estaba sustentada con ningún contrato por escrito. "Dada la absoluta relación de confianza entre las partes [?] no se instrumentó un contrato escrito, sino que quedó conformada de forma verbal". Este aspecto era, para la aseguradora, "irrelevante", una consideración que no ha atendido la Audiencia Provincial.

"Se desconoce cuál es la razón que lleva a calificar el supuesto contrato de histórico", reza la sentencia del tribunal, en el que ha ejercido como ponente Jaime Carrera. La demandante asegura que la relación con Pescanova se remonta a 1960, fecha en que se fundó la pesquera, y seis años después de la constitución de la aseguradora. Ésta fue una iniciativa de José Luis Merino y Enrique Barreras, de 1954, que después integró a César Real, exdirectivo de Pescanova SA bajo la presidencia de Manuel Fernández de Sousa. Otro de los ejecutivos que ha mantenido una vinculación con RMB fue Enrique Barreras, familiar de José Alberto Barreras, antiguo accionista de la pesquera (y padre de la exconsejera Ana Belén Barreras Ruano). Según los últimos datos depositados en el Registro Mercantil cuenta con seis empleados, una cifra de negocios superior al medio millón de euros y resultado positivo.

Aunque en la demanda se asegura que RMB -entonces con La Paternal Española, de la que Merino y Barreras eran agentes- ya medió para el seguro del casco del primer buque congelador del grupo (el Lemos), para la Audiencia Provincial queda probada la "absoluta orfandad probatoria acerca de la existencia de voluntad contractual". "Ni siquiera se propone prueba al respecto y hasta se omite cualquier referencia al posible interlocutor, persona física, que habría representado a la entidad mercantil Pescanova SA".

Para el tribunal provincial, "el hecho de que, a lo largo del tiempo se hayan mantenido relaciones profesionales de intermediación de pólizas de seguros sucesivas" entre la correduría y la pesquera "no constituye, por sí solo, un acto concluyente e inequívoco a partir del que haya de deducirse una declaración tácita de concluir un contrato". Por este motivo, habla de la "improbada existencia" de un documento que certifique vínculo alguno entre Pescanova y RMB y, por tanto, de que la primera deba abonar una compensación por dejar de contar con sus servicios.