Galicia se mantuvo durante cinco años como la comunidad más cara para repostar gasóleo. El presidente de la Federación Gallega de Estaciones de Servicio (Fegaes), Benigno Redondo, achaca esta situación casi en exclusiva al céntimo sanitario, que se ha equiparado ya en toda España.

- Tras la unificación del llamado céntimo sanitario Galicia ha bajado al sexto puesto entre las comunidades más caras para repostar.

- Nosotros ya habíamos dicho que, antes de impuestos, Galicia ocupaba el sexto o el séptimo lugar, y ha quedado ratificado. La Xunta insiste en que hay que abrir más gasolineras, lo decían ya antes, con el único argumento de que los precios en Galicia estaban más caros. Los únicos culpables de que fuera así son ellos.

- ¿Existe alguna diferencia entre los márgenes que se aplican en Galicia y los de Madrid o Comunidad Valenciana?

- Al contrario. En Galicia los empresarios estamos perdiendo márgenes para poder ser más competitivos, sobre todo estos últimos años que tuvimos que pelear con el hándicap de tener el céntimo sanitario más alto.

- Cuando no estaba unificado el céntimo sanitario Valencia o Madrid ya aplicaban esta tasa al mismo nivel que Galicia. Sin embargo sus combustibles eran mucho más baratos.

- ¿Cuánto?

- Entre cuatro y cinco céntimos.

- En el Mediterráneo todas las gasolineras son de autoservicio, con ventas superiores a las que tenemos en Galicia. Esos céntimos a lo mejor vienen de ahí.

- ¿En algún momento tener una gasolinera dejó de ser un negocio rentable en Galicia?

- Solo en la provincia de Pontevedra tenemos 22 estaciones de servicio cerradas. Si fuese muy rentable no hubiesen cerrado. Hoy por hoy, siendo realistas, hay puntos que sí lo son y nos vamos defendiendo, agregando servicios como de lavado, tienda? Nos hemos tenido que adaptar a los nuevos tiempos.

- La Comisión de Competencia y la Xunta anunciaron una investigación sobre los precios de los carburantes, además de un protocolo de buenas prácticas. El Gobierno gallego apuesta por la apertura de estaciones no atendidas. ¿Les parece una mala estrategia?

- La Xunta está erre que erre, no sabemos muy bien con qué fin, en favor de que se abran estaciones de servicio desatendidas para bajar los precios. Amazon también es más barato que una tienda donde hay personal, y no incumple ninguna medida de seguridad. Nosotros estamos manejando un producto peligroso, inflamable, y por eso creemos que debe ser un servicio atendido. El personal es nuestro principal coste en la cuenta de explotación.

- ¿No hacen falta más estaciones de servicio en Galicia?

- La media de estaciones de servicio por habitante en Galicia es superior a la nacional. No estamos en contra de que exista competencia y otros modelos, pero reclamamos que haya una regulación específica. La solución no pasa por abrir estaciones de servicio como churros; quieren que sea más fácil montar una gasolinera que un kiosko de helados. Incluso saltándose la ley.

- ¿Cómo?

- La Xunta quiere ser tan permisiva con la apertura de estaciones de servicio se quieren saltar la ley. En la última reunión a la que asistimos sobre este asunto, con nueve personas de la CNMC, todos venían aleccionados para que los técnicos municipales dieran licencias exprés. Dijeron que había que dar licencias sea como sea.

- ¿Cree entonces que ya no es necesaria la investigación y los protocolos acordados entre la Xunta y Competencia?

- Es que se le ha echado por tierra su argumento: el principal responsable del precio tan elevado que había en Galicia era la Xunta, que tenía el tipo máximo del céntimo sanitario, con 4,8 céntimos más IVA.

- ¿No aprovecharon ese escenario para elevar sus márgenes?

- En absoluto. Hemos tenido que soportar la pérdida de muchos litros [en ventas] porque los camioneros, sobre todo en las provincias de Lugo y Ourense, preferían no repostar allí e ir al otro lado de la frontera. Esas estaciones lo han pasado muy mal.

- ¿Qué inversión tendrán que hacer para adaptarse a la electrificación?.

- Nosotros tenemos ya un poste eléctrico, que cuesta sobre 30.000 euros. El único sentido que tienen nuestros recargadores es que sean de carga rápida, de modo que si hay que reforzar la línea el coste se dispara. Esos postes deben tener más de 50 kilowatios y, en caso de no contar con un transformador cercano, reforzar la línea. Estamos hablando de en torno a 100.000 euros. Con los pocos coches que hay eléctricos ahora esta inversión es inviable.