Parecía que las peticiones llegadas desde el banco que lideró durante más de dos décadas iban a caer en saco roto. Que ni el escándalo de las escuchas del "caso Villarejo" podía con el banquero gallego. Pero la alternativa era dejar hoy a su sustituto, Carlos Torres, a los pies de los caballos en su primera Junta de Accionistas. Francisco González anunció ayer que deja sus cargos en BBVA, donde era presidente honorífico y de la fundación. Lo hace, eso sí, temporalmente, mientras siguen "las investigaciones en curso" sobre las presuntas vinculaciones de la entidad con una red de espionaje a otras empresas, periodistas y políticos.

En una carta remitida a Torres, González justifica su decisión para evitar que se le utilice para "dañar a la entidad" y que así "ayudará a entender con qué rigor, falta de interés personal y compromiso" se ha trabajado "durante tanto tiempo". El financiero nacido en Chantada reconoce que desde hace un año han sufrido una "larga y continua agresión mediática derivada de las investigaciones policial y judicial, sobre un caso de gran repercusión periodística en torno a un excomisario de policía y su trabajo al frente de una empresa de investigación contratada en su día por el banco".

El expresidente del segundo banco español relata que puso en marcha una investigación interna sobre las contrataciones con la compañía Cenyt el pasado verano para averiguar el alcance de estos contratos, su importe y duración y destaca la posterior ampliación por parte de Torres de la investigación, que prevé que se complete de la forma "rigurosa y exhaustiva". González considera que la causa abierta en la Audiencia Nacional es un "elemento adicional muy importante en esta averiguación de lo ocurrido" y que cree que ayudará a conocer la verdad.

La misiva recoge un relato de las "hostilidades de grupos de interés" y "crisis muy dolorosas" en los años en que fue presidente de BBVA, entre las que cita las cuentas secretas del año 2000, el intento de Sacyr de "apropiarse del banco con la colaboración inexplicable del Gobierno" o su negativa, pese a las "enormes" presiones, de entrar en la salida de Bankia a Bolsa o la Sareb. "He dedicado los últimos 22 años de mi vida a esta institución. He trabajado duro para hacerla crecer, transformarse en una entidad comprometida con los nuevos tiempos, con la modernidad, la rentabilidad y siempre con unos principios de ética y rigor que sigo compartiendo con todos vosotros", precisa.