Las autoridades chinas han establecido una meta de crecimiento para la segunda mayor economía mundial en 2019 de entre el 6% y el 6,5%, frente a la expansión del 6,6% registrada en 2018, que supuso su ritmo de crecimiento más débil desde 1990, anunció el primer ministro chino, Li Keqiang, en su informe anual sobre la economía, presentado ante el pleno de la Asamblea Popular Nacional.

"La inestabilidad y la incertidumbre están incrementándose de manera visible y los riesgos exteriores están aumentando", advirtió el político chino, afirmando que la economía china deberá hacer frente este año a un entorno "más complicado", así como a retos mayores "en número y alcance" en un contexto de presiones a la baja y moderación del crecimiento, por lo que aseguró que China debe estar preparada para "una dura lucha".

Para hacer frente a las mayores dificultades, Li avanzó que la política fiscal será "más enérgica", anunciando un estímulo fiscal de 2 billones de yuanes (263.400 millones de euros) con bajadas de impuestos a empresas y particulares de 1,2 billones de yuanes (171.271 millones de euros), por encima de la rebaja de 1,1 billones de yuanes (144.916 millones de euros) de 2018.