La evolución de las hipotecas no puede desvincularse del comportamiento del mercado inmobiliario y viceversa. Los últimos datos sobre compraventas en Galicia ya avanzaban que, pese a que hace años que no hay tantas operaciones, la comunidad no acaba de engancharse al despertar del ladrillo. O, al menos, con la misma intensidad que en otras comunidades. No hay otra región en la que se vendan menos pisos en proporción a la población, lo que denota un claro problema de falta de demanda por el envejecimiento demográfico. Y eso también se nota en el crédito para la adquisición de vivienda, que cerró 2018 en Galicia en el nivel más alto desde 2012, con un total de 11.414, pero con un incremento, el 2,8%, que no tiene nada que ver con el 10,3% registrado en el conjunto del Estado. Galicia es la segunda autonomía en la que menos aumentó la formalización de hipotecas el pasado ejercicio.

El capital prestado aumentó algo más, un 5,2%, con 1.115 millones de euros, como reflejo del encarecimiento de las viviendas y de la disposición de la banca a financiar más parte del coste.

Diciembre no suele ser un mes con especial fuerza para el mercado hipotecario y el de 2018 arrastró el agravante del lío con el pago del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD) tras las dos sentencias del Supremo que primero empaquetó el desembolso a la banca y luego confirmó su doctrina anterior de que corra a cargo del consumidor, aunque la reciente ley hipotecaria vuelve a cargarlo a las entidades. Eso pudo, según la patronal bancaria, afectar a la caída un 27% respecto a noviembre, "pese a los esfuerzos de los bancos por mantener la normalidad en el mercado hipotecario", aseguró José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la AEB, en declaraciones a Europa Press. En Galicia el descenso mensual fue del 10,9% y del 7,9% en comparación con diciembre de 2017.