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El vigor de la automoción sella otro récord de exportaciones de Galicia pese al freno de Alemania y el textil

El motor es el sector que más aporta al alza de un 5,4% del total de ventas al exterior -La región eleva su dependencia de la zona euro

Hugo Barreiro

La desaceleración de la economía europea es un desafío en sí mismo para los países que empiezan a dar síntomas de cierto agotamiento en la fase de recuperación tras una década con la peor crisis de la historia reciente, pero es también todo un problema para el resto de territorios vecinos en los que parece que todavía hay margen para un crecimiento relevante. Los unos dependen de los otros. ¿Por qué? Porque sus economías están estrechamente unidas por el negocio exterior, motor del Producto Interior Bruto (PIB) cuando falla el consumo de los hogares y la inversión de las empresas. El ejemplo más claro es España, que remontó el vuelo gracias a la producción que luego se envía fuera. Año tras año las exportaciones baten un nuevo récord. En 2018 alcanzaron los 285.024 millones de euros, según los datos publicados ayer por la Secretaría de Estado de Comercio, aunque esta vez el incremento fue del 2,9%, muy inferior al 7,7% del ejercicio anterior. También el comercio exterior de Galicia marcó otro máximo histórico después de crecer por encima de la media estatal (5,4%), hasta los 22.683 millones, sin librarse tampoco de la pérdida de velocidad: en 2017 el negocio de las empresas de la comunidad con otros países se disparó un 8,5%.

Hay dos sectores que sirven de pilares para el comercio exterior gallego. Textil y automoción concentran cerca de la mitad de las exportaciones. Si uno cojea, el balance global de negocio internacional lo nota. Y mucho. En este caso es la moda la que se contrae. Las exportaciones de ropa descendieron un 0,4% en Galicia, como detalla el Instituto Galego de Estatística, y alcanzaron los 5.839,2 millones de euros. Las ventas de material de transporte aumentaron, en cambio, un 0,6%, gracias, sobre todo, a la industria del motor regional, que elevó su negocio internacional un 8% (5.275,8 millones de euros).

De esos 5,4 puntos de crecimiento de la exportación gallega el pasado año, 1,8 fueron aportados por la automoción. La contribución por las ventas de aparatos y material eléctrico fue muy similar, 1,7 puntos, ante el espectacular comportamiento de este sector. Sumó al cierre del ejercicio 853,2 millones de euros después de dispararse un 74,7%.

La industria alimentaria sigue fuerte, especialmente en la rama de la pesca, donde las ventas a otros países aumentaron un 1,5% (1.474,2 millones de euros), y las conservas (739,7 millones, un 7,3% más). La exportación de combustibles transformados en la comunidad subió un 21% (1.816 millones de euros). La de productos químicos lo hizo un 7% (793 millones), un 8,9% la de manufacturas de piedra (417 millones) y alrededor de un 10% en metales comunes y sus manufacturas, con un impulso muy destacado del hierro y el acero (594 millones de euros, un 28% más).

Alemania, que bordea la recesión, es el único de los grandes destinos de las exportaciones gallegas que salda 2018 en números rojos. Caen las ventas allí un 1,3%. A Francia, el principal mercado de la comunidad, aumentaron un 6% (4.327 millones), un 14% a Portugal (3.122 millones), un 10,4% a Italia (2.232 millones) e incluso un 13,3% al Reino Unido (1.610 millones), a la espera del desenlace de la crisis del Brexit y el impacto que podría tener una desconexión dura de la UE. La caída un 8,3% del negocio internacional con América Latina -clave es aquí el desplome en México tras la entrega de los encargos del naval a Pemex- y un 3,4% con Asia ha provocado que el comercio internacional gallego se haga mucho más dependiente de la zona euro (63,3% del total de las exportaciones) y contenga la respiración con ese estancamiento del crecimiento económico.

Galicia también ha tocado máximos en número de empresas exportadoras: 7.259, un 8,1% más que en 2017. De ellas, 2.498 llevan haciéndolo cuatro años con regularidad.

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