La de Abanca es la primera licencia en diez años que concede la Reserva Federal de EEUU (Fed) a una entidad foránea para poder operar en el país. Y esa es la intención del grupo financiero gallego. Aunque las cosas irán con calma. Por lo pronto se centrará en "la ciudad que ha pasado a ser prácticamente la capital de Latinoamérica", como aseguró su presidente, Juan Carlos Escotet, durante la inauguración. "Aquí está confluyendo el crisol de las nacionalidades latinoamericanas -añadió- y, a la vez, es una plataforma de negocio interesantísima para toda Europa". Abanca se centrará inicialmente en el comercio internacional, clientes de banca privada y rentas altas y sin descuidar la actividad inmobiliaria, que es "una realidad de la plaza". Queremos ser la socia financiera de las empresas y familias con intereses en EEUU, América Latina y Europa", apuntó el consejo delegado, Francisco Botas.

Abanca da un salto más al otro lado del charco -ya opera en México con una financiera y cuenta con oficinas en varios países latinoamericanos- para "profundizar la presencia internacional", según Escotet. Su vocación es ser "Para prevenir los errores cometidos por otras entidades españolas antes en su incursión en Miami, Escotet apuesta por "una gestión impecable del riesgo y muy doméstica". "Es un grave error -continúo- trasladar políticas de un país a otro":