Al comportamiento del mercado inmobiliario en Galicia durante el pasado año se le pueden poner aparentemente pocas pegas. Las compraventas sumaron 16.449 viviendas, un 12,1% más que en 2017 y la mayor cifra de los últimos ocho ejercicios. Que la demanda siga fuerte es ya una novedad después de la larga agonía provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y la doble recesión que cerró después el grifo de la financiación a empresas y familias. Pero, a diferencia de lo que está sucediendo en buena parte del resto del país, el acelerón del sector en la comunidad está mucho más contenido por la sencilla razón de que faltan compradores potenciales. El "invierno demográfico" también tiene consecuencias aquí, como en casi todo lo relacionado con el consumo. A pesar del incremento del negocio, Galicia se consolida como el territorio donde se comercializan menos viviendas en comparación el tamaño de su población.
Eso explica también que las ventas aquí dejen el mejor dato desde 2010, mientras que en el conjunto del Estado es el máximo en diez años, desde 2008, según el balance publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde el mínimo registrado en 2014, con 11.966 operaciones, la adquisición de inmuebles en Galicia creció un 37,5%, muy por debajo del 65% del total nacional.
Casi ocho de cada diez vendidas comercializadas en Galicia en 2018 eran de segunda mano, la parte del sector que más vigor muestra desde el inicio de la recuperación de las ventas en la región. El incremento de la actividad se concentra básicamente ahí, con un alza de casi el 16%. Casas nuevas solo se vendieron 3.542. En este caso, el ascenso fue únicamente del 0,2%. Una evolución anecdótica, pero es la primera vez en toda la crisis del sector en Galicia que el año echa el cierre con una subida de la compraventa de viviendas nuevas.
Las usadas asumen también la mayoría del peso en el mercado estatal, incluso ligeramente por encima de lo que sucede en Galicia: el 82%. El global de ventas en España alcanzó las 515.051 unidades, lo que supone un incremento del 10,1%.
La única excepción frente a la subida generalizada de las ventas en el país es Baleares. El número de operaciones en el archipiélago cayó un 2,9% el pasado ejercicio, aunque hay que tener en cuenta que la recuperación del mercado allí acumula mejores datos: a estas alturas se comercializa el doble de unidades que en sus mínimos históricos. Del lado de las subidas destacan Murcia (24,3%), La Rioja (18,9%) y Castilla-La Mancha (18,1%). El alza llega al 16,2% en Navarra, roza el 15% en Comunidad Valenciana y supera el 13% en Asturias, Cantabria y Andalucía.
Por cada 100.000 habitantes, en Galicia se vendieron 751 viviendas en 2018. No hay ninguna otra región con una cifra más baja. En el conjunto del país es casi el doble, 1.395 unidades. Las diferencias entre territorios son abismales. En Madrid la media por cada 100.000 habitantes son 1.466; 1.537 en Andalucía; más de 1.600 en Baleares; y por encima de las 2.000 en Comunidad Valenciana. El el grupo de las autonomías con menor proporción de negocio en función del tamaño de su población están, junto con Galicia, las otras comunidades con peor saldo demográfico: Extremadura (866), Castilla y León (1.051) y Asturias (1.062).
