La Comisión Europea redujo ayer en seis décimas su previsión de crecimiento económico de los 19 países del euro durante este año (revisa su pronóstico del 1,9% al 1,3%) y recorta en cuatro su predicción para el conjunto de los 28 estados de la Unión Europea, para los que prevé una progresión promedio del 1,5% frente al 1,9% anticipado el pasado otoño.
De las cinco mayores economías del área, España será de nuevo la que más crezca, según esta estimación, con un avance del 2,1%, una décima menos de lo aventurado en el anterior diagnóstico comunitario. Italia, con inestabilidad política y problemas fiscales, solo crecerá el 0,2%, una décima menos de lo anticipado en noviembre. Alemania, la mayor potencia europea, impactada por el menor dinamismo chino -uno de sus grandes mercados de exportación- y por los contratiempos de su poderosa industria automovilística, sufre un recorte de siete décimas y se espera que su tasa de progresión se sitúe en el 1,1%. A Francia, con tensiones sociales, se le recortan tres décimas, hasta el 1,3%. Y Reino Unido, pendiente de su salida de la UE el 29 de marzo, crecerá según Bruselas, el 1,3%, una décima menos de lo anunciado hace tres meses, mientras que el Banco de Inglaterra es ligeramente más pesimista: ayer, este banco central aventuró un incremento del producto interior bruto (PIB) británico del 1,2% en el supuesto de que el Brexit sea suave y ordenado, e inferior si fuese abrupto y caótico.
El crecimiento español, será, según la Comisión, el undécimo mayor de la eurozona (tras Malta, Irlanda, Chipre, Luxemburgo, Grecia y cinco países excomunistas) y el decimoséptimo de los 28 países de la UE, tras los citados y otros seis estados del Este continental.
Las nuevas proyecciones de la Comisión Europea confirman los síntomas de enfriamiento que se vienen constatando en el conjunto de la economía internacional y particularmente en la europea. Al debilitamiento del entorno global, con una desaceleración del PIB y del comercio mundiales, se suma la incertidumbre a causa del Brexit, los conatos de guerra comercial de EE UU con China y Europa y las tensiones internas en la UE, con un creciente malestar social y político en puertas de los comicios europeos de mayo.