La dirección de Maderas Iglesias y los trabajadores no lograron ayer acercar posturas en el encuentro que mantuvieron con la Inspección de Trabajo como mediadora, así que a partir del lunes la compañía empezará la aplicación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de un año de suspensión para sus 205 empleados. Una situación "crítica", según la CIG, el sindicato que preside el comité de empresa. Hoy se celebrará una asamblea con el personal para informarles de las conversaciones.

Los trabajadores reclamaron de nuevo a la cúpula de la que fue el gigante español de la fabricación de tarima flotante que retirase el ERE porque, aseguran, "no es la solución que necesita la empresa". De hecho, la CIG recuerda que uno de los compromisos lanzados por Maderas Iglesias a cambio de que la plantilla desconvocara tras 23 días la huelga indefinida entre agosto y septiembre del pasado año por el impago de nóminas y la negociación del nuevo convenio colectivo fue, precisamente, que no iban a tomar más medidas de ajuste laboral.

En la reunión de ayer, según afirma el sindicato, llegó a abordarse la posibilidad de llevar a cabo un ERE, pero de carácter extintivo para "únicamente" los empleados que quisieran abandonar voluntariamente la compañía. Insisten en que la única opción de supervivencia pasa por la entrada en el accionariado de un grupo inversor, algo, inssisten, en lo que necesitan "la implicación de la Xunta, tal y como dijo que haría". En la reciente reunión en el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) se evidenció que "no hay ningún avance en este sentido".

Este será el noveno ERE en nueve años en Maderas Iglesias y la CIG culpabiliza directamente a la reforma laboral de los gobiernos del PP y PSOE. El sindicato alerta del riesgo de exclusión social al que se enfrentan los trabajadores cuando acaben el periodo de paro y "no ingresen ningún tipo de prestación".