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La industria de construcción naval

Freire Shipyard ultima el contrato para su primer barco atunero en más de diez años

Calvo, la armadora, cuenta ya con siete buques dedicados a esta pesquería -Los astilleros de Vigo no entregan una unidad de este tipo desde el año 2006, a cargo de Freire y Armón

El "Markus", arrastrero de 80 metros para Groenlandia, realizó la pasada semana pruebas de mar. // M.G.B.

Prosigue el proceso de renovación de la flota pesquera gallega, atascado durante décadas, con dos estrategias diferenciadas por parte de las armadoras: proyectos singulares, de una única unidad ( Isla de Terranova, de Pesca Baqueiro, o el que ha diseñado Chymar), y los que irán por parejas (Rampesca, además de otras tres pesqueras de Vigo, pendientes de confirmación). La conservera Calvo, en el top 50 mundial de transformadoras de pescado, ha optado de momento por el primero de estos caminos y ultima la firma de un contrato para la construcción de un atunero, el octavo de su flota. Aunque no se ha producido todavía la firma, distintas fuentes de la industria auxiliar han constatado a FARO que Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard) es el astillero a quien Calvo prevé confiar la nueva unidad. De formalizarse, será el primer atunero construido en la ría de Vigo desde el año 2006, cuando el propio Freire y Armón Vigo entregaron los buques Draco y el Parsian Shila, respectivamente.

Fue la industria pesquera vasca la que se adelantó a la gallega con la progresiva renovación de su flota para la pesquería de atún, asignada principalmente a astilleros de País Vasco y Asturias. Hasta la fecha la gallega ha culminado ya la construcción de dos arrastreros para Malvinas ( Monteferro, Argos Cíes) y ha programado una docena de unidades a corto y medio plazo. No será la primera vez, si cristalizan las negociaciones con Freire Shipyard, que Calvo apuesta por el naval de Vigo. El Monte Lucía, del año 2000, lleva el sello de Hijos de J. Barreras; 92 metros de eslora y 18 nudos de velocidad en pruebas de mar. De hecho otro de sus buques, el Monte Maior -construido en 1979 en Astilleros Reunidos del Nervión-, está siendo remodelado en la actualidad en las gradas de Freire. Lo que sí habían asumido los astilleros de Vigo en los últimos años fueron los llamados maciceros, barcos de servicio para la flota atunera.

En todo caso, el segmento de buques de pesca -al alza en el conjunto del sector naval- es, con el de transporte, el que ha propiciado la recuperación de la industria en Galicia. A punto de entregar el arrastrero Markus (80 metros) a la armadora groenlandesa Qajaq Trawl, la centenaria atarazana tiene en cartera cuatro unidades más: Polar Nattoralik (gemelo del Markus, para Polar Seafood), dos oceanográficos (el Almostakshif, para la Kuwait Institute for Scientific Research; y otro para Bélgica) y una patrullera de 40 que también llevará bandera kuwaití. Freire Shipyard es copartícipe, con Armón Vigo, del hecho de que el sector naval gallego sea el segundo del mundo más prolífico en la construcción de buques de investigación ( research vessels), solo por detrás de China.

A cierre del tercer trimestre de 2018, según los datos del Ministerio de Industria, Galicia mantenía el liderato en actividad ponderada (33%), un indicador que computa el número de botaduras, puestas de quilla y entregas de buques, hitos que reflejan precisamente el volumen de actividad de esta actividad. El naval vasco (24%) retuvo el segundo puesto, por encima del de Asturias (14%) y Andalucía (12%). Eso sí, este informe no computa los tres últimos pedidos firmados por Hijos de J. Barreras (con Naviera Armas y Havila Kystruten), Metalships & Docks (Sea Cloud Cruises), Nodosa (Rampesca) o Armón Vigo (Nueva Pescanova). A la misma fecha, 31 de octubre del pasado ejercicio, la cartera de pedidos de los astilleros privados gallegos sumaba unos 750 millones de euros.

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