Estaba previsto que Andrea Orcel ejerciera ya como nuevo consejero delegado del Santander desde el pasado 1 de enero. Así lo avanzó el gigante financiero español cuando anunció el fichaje del miembro del comité ejecutivo de UBS en septiembre. Pero el CEO no se ha incorporado. Ni lo hará. En un gesto inédito, la entidad capitaneada por Ana Patricia Botín, desveló ayer su decisión de dar marcha atrás en la contratación por el coste "inaceptable" de Orcel, al que habría que abonarle los 55 millones de euros en bonus que acumula en su actual puesto.

Cuando el consejo de administración respaldó el nombramiento con una retribución anual "en línea" con la del actual consejero, José Antonio Álvarez, no era posible anticipar "el coste final para el grupo de abonar las retribuciones diferencias que se le habían asignado en su puesto anterior y que habría perdido al abandonarlo", justifica el Santander en un comunicado, en el que señala que la designación de Orcel se hizo "sobre la base de una estimación razonada del coste" en función del asesoramiento recibido, los precedentes y "las expectativas de que podría revisarse a la baja" por la relación entre ambas entidades.

Sin detallar el coste, que se eleva a 55 millones, el Santander asegura que las conversaciones de los últimos meses sobre "los términos de salida" de Andrea Orcel de UBS por "la retribución diferida a lo largo de siete años y otros beneficios" serían una suma "significativamente mayor" a la contemplada en septiembre. Por eso el consejo de administración sostiene ahora que el coste sería "inaceptable para un banco comercial como Santander", pese al "nivel" y "la trayectoria" del que iba a ser el CEO. Viene a reconocer un posible problema de reputación pública, aunque únicamente habla de "los valores" de la entidad y "la responsabilidad" hacia todos los vinculados al Santander. La misma Botín enfrenta "el alto coste" con "nuestra cultura corporativa que implica compromiso y responsabilidad con nuestros empleados, clientes y accionistas".

Álvarez acepta seguir como consejero delegado y Rodrigo Echenique retrasa su salida de la presidencia de Santander España.