Si Galicia, más allá de Inditex, es uno de los epicentros de la moda desde que en los años 80 empezó a coser una fama global de la mano del nutrido grupo de creadores que nacieron aquí, se lo debe en buena parte al inestimable respaldo de Portugal como gran centro de producción. La búsqueda de mano de obra más barata para la reducción de costes y la necesidad de alimentar las colecciones con cada vez más prendas y mayor variedad para acompasar la expansión de todas esas firmas textiles convirtió al país vecino en el gran armario del sector. La cercanía permitió, además, que las fábricas al otro lado del Miño se mantuvieran a la cabeza de las importaciones de ropa de Galicia para garantizar la rotación del producto y suficiente margen de maniobra en los cambios de diseño en caso de que un artículo no triunfe en tienda. Hasta ahora. Los avances en logística y la fuerte apuesta de otros territorios por la industria textil han hecho que el modelo de proximidad pueda apoyarse a muchos más kilómetros de distancia. Turquía es el gran ejemplo. Su ascenso en la confección es tan meteórico que ha acabado con el histórico liderazgo de Portugal entre los proveedores de la moda gallega.
"Es lo que estábamos viendo que iba a ocurrir", apunta Alberto Rocha, secretario general de Cointega-Clúster Gallego Textil Moda. Los incrementos de los últimos años en las compras en Turquía de los grupos de moda de Galicia vaticinaban que era solo cuestión de tiempo que ocurriera. "Viene -añade- para quedarse".
Entre enero y octubre del pasado ejercicio, las importaciones textiles de Galicia desde Turquía rozaron los 340 millones de euros, según los últimos datos publicados por la Secretaría de Estado de Comercio. Aumentaron un 6,5%, a pesar de que el conjunto de compras del sector en la comunidad se redujo por encima del 5%, hasta los 1.273 millones de euros. Por primera vez el país se coloca a la cabeza del abastecimiento de las marcas de ropa gallegas con casi una cuarta parte del total, tras un incremento acumulado del 124% durante la última década.
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Casi un 20% de los trabajadores turcos están vinculados a la industria textil, lo que da una idea clara de la importancia que tiene la actividad para el país, aunque repleta de claroscuros por las condiciones laborales y las denuncias sobre el uso de inmigrantes sirios en situación irregular en las fábricas.
La importación de ropa desde Portugal sufre un importante batacazo. Sumó 285 millones de euros, un 27% menos que en el mismo periodo de 2017. Su peso en las compras desciende al 19% y marca el mínimo de los últimos trece años.
"La industria textil portuguesa ha pasado por una importante transformación -explica Rocha-. Ya no se dedica a meras manufacturas, está especializándose y ofrece productos acabados de valor añadido". Eso ha provocado que las empresas hayan tenido que recurrir a otros proveedores para realizar sus encargos con diseño previo. A lo que también hay que añadir el importante déficit de mano de obra que merma la capacidad del textil luso para seguir creciendo. "Eso -confirma el secretario general de Cointega- es un hecho". Por eso, además de Turquía y Portugal, en el modelo de proximidad de la moda gallega juegan ya otros países como Marruecos, Túnez "y, en menor medida, Rumanía y Bulgaria". Todos se complementan.
Efectivamente las compras textiles de las empresas gallegas en Marruecos aumentaron un 19% en 2018 (146,8 millones de euros) y cerca de un 39% (16 millones) las procedentes de Túnez. Pero muy por encima de ambos países se sitúan en el ranking de proveedores al sector China e Italia, con 171,6 millones de euros en mercancía y 163,8 millones, tras una caída del 5,7% y del 10,7%, respectivamente.
Los otros dos grandes proveedores, Bangladesh y Pakistán, sí se anotan importantes alzas en la exportación de ropa hacia la comunidad: un 17,2% y un 8,1%.
