Este sería un año de gala para Caramelo con la celebración del medio siglo de historia. Pero de la emblemática firma textil que formó parte del revolucionario movimiento del made in Galicia en la moda de los 80 ya solo queda una marca agonizante en el cajón del Juzgado de lo Mercantil número 2 de A Coruña, encargado de su liquidación desde el 25 de octubre de 2016. Dentro del proceso para el cierre definitivo de la compañía, la enseña salió a subasta a principios de 2017. Y ahí sigue. Tras la anulación de las primeras adjudicaciones y el reciente enredo con un misterioso ofertante al que le correspondería quedarse la titularidad por no abonar el dinero en tiempo y forma, el juzgado ha iniciado la vía para entregarla a la empresa viguesa Do Rego & Novoa, que advierte que tendrá que volver a hacer números dado el deterioro acumulado por la marca con el embrollo de la puja y los continuos retrasos.

Van casi dos años a la espera de que la marca tenga nuevo dueño y pueda recuperar al menos parte del brillo perdido en todo este tiempo dentro de un nuevo proyecto empresarial. "Fue una firma reconocida en España y en Europa", recuerda Roberto do Rego, director y propietario de Do Rego & Novoa, que reconoce a FARO que le haría "mucha ilusión" liderar la resurrección de Caramelo, "a la que me siento muy apegado".

¿Qué es lo que ha sucedido? Después de tres expedientes de regulación de empleo (ERE) que redujeron la plantilla en más de medio centenar de empleados entre 2009 y 2014, la familia Jove, entonces dueños de la compañía, intentó sacarla de la crisis permanente que atravesaba ya desde que la compraron en 2007. La Xunta acudió a su rescate en varias ocasiones. Inveravante lanzó un plan de viabilidad tras sacarla de concurso con un pacto con los acreedores de una quita del 80% en los 100 millones de euros de deuda y un plazo de abono de ocho años y tres más de carencia.

Se cerraron 70 tiendas. La empresa cambio de sede también. Entregó a Abanca su edificio central en A Grela para saldar parte de los pagos y se trasladó al Polígono de O Vío, desarrollado por el propio Manuel Jove en alianza con el empresario del juego Manuel Collazo. En un intento de modernizarse, la imagen corporativa se transformó con la renovación incluso del mítico logotipo.

De poco sirvió el esfuerzo. Caramelo no volvió a ser rentable. Y los Jove pidieron la liquidación. En aquel momento quedaban 169 trabajadores.

Lo único que está pendiente en la liquidación es la venta de la marca. El 31 de marzo de 2017 fue la primera fecha para presentar ofertas. Los administradores concursales, tres consultores de PricewaterhouseCoopers (PwC) y el abogado Antonio Zamorano, marcaron un precio de salida de dos millones de euros. Una docena de grupos, según la información publicada en aquel momento por Expansión, se mostraron interesados en hacerse con la enseña. Kangaroos, Trucco y Amichi, entre ellas. Pero las cuantías estaban tan lejos de las previsiones iniciales que se amplió el plazo hasta el 30 de mayo en busca de más y mejores propuestas.

En la carta de invitación a los pujantes para que entregaran una oferta vinculante, los administradores avanzaban que la elección del ganador se haría teniendo en cuenta "las mejores condiciones en interés al concurso". Ahí ya empezaron a escucharse las críticas por la supuesta falta de transparencia en el proceso.

Con una oferta de 100.000 euros, Kangaroos -propietaria de Coronel Tapiocca- resultó vencedora. El juzgado abrió la puerta a que alguien elevara el precio y en ese instantes Do Rego & Novoa intenta entrar en el proceso. Los administradores concursales acabaron excluyendo a la firma viguesa, que pudo intentarlo otra vez por la decisión de volver a celebrar la subasta el 24 de octubre de 2017.

Ganó Postquam, empresa de Valladolid especializada en cosmética, con 505.000 euros. Hasta que en otro giro de los acontecimientos el juez declaró nula su participación. Podía recurrir, pero no lo hizo. Así que la marca pasó a manos del siguiente mejor posicionado, la sociedad Kosu-Nuno, creada en septiembre de 2016 en Barcelona. En el Registro Mercantil todavía hoy figura como administrador único el diseñador de origen gallego Manuel Bolaño, que ya desmintió en varias ocasiones al portal Moda.es que siga siendo el dueño. Estaría en manos ahora de Carmen Tarrón, una abogada coruñesa.

Sin cambio de titularidad en el registro, sin cuentas conocidas y sin depositar el dinero en los plazos que se le fueron dando, Kosu-Nuno dejó el proceso en el limbo. Al Juzgado de lo Mercantil número 2 de A Coruña se le agotó la paciencia y, como confirman fuentes oficiales, ha iniciado una consulta con los participantes sobre la idoneidad de la adjudicación al que va a continuación en la lista, Do Rego & Novoa, con una oferta de 480.000 euros.

A la espera de las vueltas que todavía pueda dar el lío, Roberto do Rego asegura que no ha recibido ninguna notificación oficial. "No sé lo que voy a hacer, han perdido mucho tiempo", asegura en declaraciones a FARO. "El valor que tenía entonces -continúa- ya no es mismo que ahora". Do Rego siente una "especial vinculación" con Caramelo y apuesta porque se quede en Galicia y regrese al mercado. "Ya debería estarlo a estas alturas, vendiendo -señala-. Pero se perdió mucho tiempo". Él no descarta "nada". Tampoco renunciar. "Tenemos las posibilidades que tenemos", resume.