La facturación de las empresas gallegas no para de crecer. Y eso hasta hace relativamente poco no era lo normal. Con la economía aún a buena velocidad, la cifra de negocio de la industria regional acumulaba una subida hasta octubre del ya pasado año, los últimos datos oficiales, del 8,4%; y de un 5,4% en el caso de la industria. Es el suma y sigue tras un 2017 en el que los grandes motores gallegos volvieron a superar la barrera de los 100.000 millones de euros en ventas, según el balance que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). El incremento respecto al ejercicio precedente fue superior al 7%, aunque hay subidas de hasta el 20% en las inmobiliarias y la metalurgia, dos de las actividades que vienen mostrando un comportamiento sobresalientes desde el inicio de la recuperación en Galicia. Los avances son generalizados. De hecho, únicamente el comercio minorista, que intenta todavía sanarse de la sangría de cierres durante la doble recesión a causa del estancamiento del consumo, deja números rojos en la evolución de la facturación.
Las ventas del comercio en su conjunto alcanzaron los 58.774 millones de euros, un 5,2% más que en 2016. Pero la fotografía de cada una de las tres patas del sector es muy diferente. El segmento mayorista elevó su cifra de negocio cerca de un 10%, hasta los 28.004 millones de euros, y creó 2.377 empleos. Los establecimientos al por menor, sin embargo, redujeron sus plantillas en 890 trabajadores, a pesar de que hay 1.667 tiendas más que un año atrás, y las ventas (13.525 millones de euros) cayeron un 2,7%. Los concesionarios y talleres de reparación de vehículos mejoraron su facturación un 3,3% y llegaron a los 3.400 millones, coincidiendo con la revitalización de las matriculaciones.
Por esa misma razón la automoción se sitúa entre los principales fuelles de la economía gallega con mejor comportamiento en 2017, como recogen los datos del INE. El negocio de la fabricación de vehículos a motor ascendió a 6.839 millones de euros, lo que supone un alza anual del 5,8%. El empleo de la industria gallega del motor se mantuvo estable alrededor de los 14.000 efectivos.
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Solo le supera dentro de la industria la alimentación, con esa etapa dorada que vive la actividad gracias a la diversificación de productos y el tirón de las exportaciones: la facturación crece un 8,4% y marca un nuevo récord de 8.030 millones de euros, aunque con una caída de algo más del 2% en la ocupación, hasta los 26.562 trabajadores. Estrechamente relacionada están los fabricantes de bebidas, donde están empleados ya 3.002 personas -un 3,7% más-; y rozan los 900 millones de euros en ventas después de una subida del 6,6%.
Transporte y almacenamiento dan trabajo en la comunidad a 1.152 personas. El personal aumenta al mismo ritmo que la facturación, un 2%, 5.268 millones de euros. Más intensa es la subida en el sector energético, que merodeó los 5.000 millones de euros en 2017 tras aumentar la cifra de negocio por encima del 11%.
El metal protagoniza uno de los incrementos de ventas más espectaculares del ejercicio: un 18,3%, con 4.600 millones de euros. Aunque su peso es menor dentro del negocio industrial gallego, son también muy destacables los aumentos del 19,4% en la fabricación de otro material de transporte, básicamente el naval gracias a la remontada de los contratos en los astilleros pontevedreses (678 millones de euros); y la industria del papel, donde las ventas suben un 25% (652 millones). El negocio del textil subió un 3% (1.571 millones) y un 11% el de la industria del corcho y la madera (1.297 millones).
Era esperable que, con el auge del alquiler y de la compraventa de los viviendas y edificios sin salida comercial durante la doble recesión, las inmobiliarias se colocaran entre los negocios con mayor incremento de las ventas. Alcanzan los 725 millones de euros, lo que representa un ascenso del 20% en solo un año. El número de firmas dedicadas a la actividad también se dispara un 14%, con 942 más, hasta un total de 7.491.
La radiografía del negocio empresarial en Galicia permite además comprobar la sustancial mejora de la inversión de las compañías en activos para aumentar o mejorar sus procesos productivos. Sumó en 2017 los 3.269 millones de euros, un 22% más que en 2016. La industria encabeza el gasto (1.522 millones), con un alza del 35% que llega incluso al 92% en el caso de la metalurgia y del 68% en la automoción.
