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Radiografía del mercado laboral

Los trabajadores eventuales se disparan y ya están cerca de igualar a los empleados fijos en Galicia

La afiliación temporal gana más de 65.000 cotizantes desde 2013, al inicio de la recuperación económica

El contrato fijo discontinuo se ha vinculado tradicionalmente a la industia conservera. // Noé Parga

La economía gallega encadena 25 trimestres con tasas de crecimiento interanual positivas y ha rebasado holgadamente ya los niveles de los años previos a la crisis (en PIB nominal, contando con la inflación). Este repunte se ha notado en la afiliación, porque Galicia tiene ahora 83.000 cotizantes más que cuando terminaron los coletazos de la doble recesión ( double dip recession, en el segundo trimestre de 2013). Eso sí, la estructura del mercado laboral ha cambiado notablemente por el empuje de actividades más estacionales, el tirón de modelos de contratación por obra o servicio (como los contratos fijos discontinuos) y la lenta recuperación de sectores como la industria manufacturera. Por este motivo, y a cierre del pasado mes de noviembre, los asalariados gallegos con un contrato no indefinido han alcanzado casi la mitad del total; existen 361.255 afiliados indefinidos, por 325.472 de eventuales, parciales y fijos discontinuos. En los últimos cinco años, al arranque de la nueva fase de crecimiento económico, este segundo tipo de contratación ha crecido un 25%.

De acuerdo a los datos de la Seguridad Social, la afiliación media indefinida sí ha aumentado, pero a un ritmo dos veces inferior al de los empleos de menos calidad o menos estables. Y, por ejemplo, respecto al año 2008 -cuando desembarcó la gran crisis en España-, se han perdido en Galicia 17.500 puestos de estas características. Por contra, la afiliación no indefinida ha ganado 31.200 efectivos. Se da la circunstancia de que el vendaval económico atizó primero a los empleos no indefinidos -el personal eventual tiene menor protección y es menos costoso de despedir-, pero la duración de la crisis y las dos reformas laborales hicieron que las empresas también empezasen a prescindir de los empleados más blindados. La ocupación temporal -con la suma de todas sus variantes- se ha recuperado y ha alcanzado el nivel máximo en toda la serie histórica; la indefinida, no.

Otro ejemplo: la economía gallega nunca había tenido tantos trabajadores con un contrato de fijo discontinuo, antes vinculado preferentemente a la industria conservera. El personal está adscrito a la plantilla de la empresa y preserva el derecho a ocupar una vacante cuando ésta se produzca, y no trabajan todo el año. Si en 2008 eran 8.250 los trabajadores sometidos a este tipo de contratación, ahora rozan las 13.700 personas; es un incremento del 66% en diez años, y de casi el 42% si lo comparamos con noviembre de 2013. La prevalencia de los contratos fijos discontinuos y parciales -la suma de los tres ha experimentado un alza del 20% en un lustro- se ha dejado notar en los ingresos de los gallegos. Porque pese a que el crecimiento del PIB gallego esté por encima de la media y se haya rebasado de nuevo el millón de cotizantes, el 31% de los trabajadores percibe ingresos anuales inferiores al salario mínimo, exactamente el mismo porcentaje que hace cinco años.

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