Cualquier crecimiento que supere la media sectorial de las exportaciones en un momento de máximos históricos para la internacionalización como este año en Galicia se puede calificar de "muy elevado". Y eso es precisamente lo que le ocurre tanto a la pesca como a las conservas, las dos grandes patas de la industria alimentaria de la comunidad, convertida ya en el principal motor de la economía regional. Ambas actividades son "muy potentes" gracias, entre otras razones, a una estructura "muy organizada" que, como destaca Sergio Prieto, director territorial del Instituto de Comercio Exterior (Icex), permite "crear una cadena de valor global". Desde la extracción a la venta. "Las empresas son referentes nacionales y europeos", apunta. Algo, según añade Patricia García, presidenta del Círculo de Empresarios de Galicia, que funciona como efecto tractor para "la profesionalización del sector, la competitividad y la eficiencia". Aunque Italia, Portugal y Reino Unido concentran buena parte de las ventas, la cada vez mayor diversificación geográfica está cosechando buenos resultados en destinos tan diferentes como Egipto, Vietnam y todo el sudeste asiático en el caso de la pesca y en Europa del Este para las conservas del mar.

En el primer caso, la clave está en el tirón de la demanda de alimentación infantil. "A pesar una renta per cápita baja, se gasta mucho dinero en el cuidado de los hijos y los mayores esfuerzos van a su alimentación", explicaba ayer Prieto, durante la presentación en el Círculo de Empresarios de un análisis sobre el comercio exterior agroalimentario de Galicia durante la última década. De hecho, Vietnam ocupa ya el quinto lugar en el ranking de mercados de productos pesqueros made in Galicia tras un aumento del 35,5% de las ventas entre 2006 y 2017. Un alza solo superada por Egipto, en octava posición, con un 64% más de exportaciones del sector desde la comunidad.

En el caso de Europa del Este para las conserveras, destacan territorios como Eslovenia, que compró el pasado año un 10% más, o Eslovaquia, donde la subida en los últimos ejercicios fue superior al 38%, y Rumanía (36,7%). "Los productos gallegos -resume el responsable del Icex en la región- son muy valorados en todos estos lugares".

Las exportaciones agroalimentarias gallegas ascendieron a 3.012,8 millones de euros en 2017 después de un incremento medio anual del 5% desde 2006. Pescados, crustáceos y moluscos concentraron el 47,3% del total (1.451 millones de euros). Siete de cada diez euros vino de empresas de Pontevedra y alrededor del 19% de compañías asentadas en A Coruña. Las conservas aglutinan cerca del 23% de las ventas del sector, con otros 689,2 millones de euros. Desde el Icex se pone el acento también en el importante aumento de las importaciones en ambas patas de la alimentación regional, con alzas del 11,4% y el 43%, respectivamente, porque demuestran "que podemos crear una industria importante, empleo y valor interno" y reforzar luego las exportaciones.

Aunque atribuye la meteórica evolución de la agroalimentación gallega "principalmente a los propios empresarios", Prieto reconoce que el impulso de las misiones comerciales organizadas por las administraciones y las organizaciones de empresarios son fundamentales para entender el éxito de la internacionalización del sector, con una mención expresa a Conxemar y Anfaco. También a ellas se refiere Patricia García, que pide, además, no quedarse solo en los grandes números y seguir apostando por otros segmentos, como el vino, la carne y, sobre todo, el lácteo, "donde existe una gran oportunidad con los derivados si somos capaces de dar valor añadido para evitar que se diluya la actividad".