En uno de esos giros sorprendentes que sacuden de vez en cuando la economía, una antigua entidad financiera rescatada se convierte ahora en dueña de una parte suculenta de otro grupo que necesitó del dinero público para sobrevivir. Abanca se hace grande. Por si quedaban pocas dudas de que el pasado heredado de las cajas de ahorros es historia, el primer banco gallego da otro golpe encima de la mesa con su victoria en la puja organizada por el Gobierno portugués para desprenderse de Banco Caixa Geral, la filial en España de Caixa Geral de Depósitos. El grupo presidido por Juan Carlos Escotet atrae a su creciente actividad un volumen de negocio de 7.000 millones de euros y 110 oficinas, y se consolida como séptima entidad del país por patrimonio y octava en activos, tras escalar una y dos posiciones, respectivamente. Pagará 364 millones de euros, según confirmó ayer la propia Abanca, por la última entidad financiera que quedaba con sede en Vigo.

Desde que se conoció la voluntad del Ejecutivo luso de lanzar un proceso de concurrencia competitiva por Banco Caixa Geral para cumplir las órdenes de reestructuración de Bruselas a cambio de los 4.900 millones de euros inyectados en su matriz, Abanca no disimuló que le gustaba la idea de hacerse con la entidad. Encaja con su modelo y con sus muchas ganas de crecer. "Estamos en la segunda vuelta", confirmó Escotet el pasado julio, durante la presentación de los resultados semestrales. Él no lo reconoció, pero Abanca partía como favorita frente a sus dos oponentes: la también española Cajamar y el fondo estadounidense Cerberus.

Las autoridades del país vecino tenían de margen hasta finales de año para dar su veredicto, pero se sospechaba que la resolución era inminente después de que el consejo de administración de Caixa Geral de Depósitos -encargado de la criba de candidaturas junto Ricardo Mourinho Félix, secretario de Estado de Finanzas- propusiese la adjudicación a Abanca. El Consejo de Ministros aprobó ayer la autorización definitiva para traspasar el 99,79% de las acciones de la filial española y vender también el 100% de otra filial sudafricana, Mercantile Bank, a la entidad local Capitec Bank Limited.

Además del precio, el Gobierno portugués tenía como criterios de selección el impacto de la operación para la economía del país y cuál es la estrategia a seguir con la entidad. La comunicación del Consejo de Ministros luso no concreta ni el importe ni las ventajas de la oferta ganadora sobre el resto, pero Abanca asegura que la valoración positiva de su proyecto implica "entre otras cuestiones, la aplicación a la entidad adquirida de las capacidades tecnológicas del banco con sede en Galicia, su modelo operativo y de relación con el cliente y sus capacidades comerciales especializadas en segmentos de valor".

Con un solo bocado, Abanca engorda su negocio un 10%. Los 7.000 millones aportados por Banco Caixa Geral colocan a la entidad gallega con casi 82.700 millones de euros. A su favor también jugó la reciente experiencia al otro lado del Miño con la adquisición en marzo de la red minorista allí del Deutsche Bank. Sumó con ella 6.500 millones de euros, sobre todo en el segmento de banca privada y personal, 41 oficinas, 50.000 clientes, 330 empleados y 100 agentes externos.

Las dimensiones de Banco Caixa Geral son considerablemente mayores. Tiene 110 oficinas, con tres mercados clave: Extremadura (42), Galicia (35) y Madrid (13). La entidad está también presente en Castilla y León (7), Cataluña (3), Comunidad Valenciana (3); Andalucía (2), País Vasco (2), Asturias (2) y Aragón (2). La plantilla asciende a 524 personas.

Su morosidad es muy baja, del 3,1%, y el coeficiente de solvencia al cierre del pasado año alcanza el 17,3%. El saldo del crédito es de 3.446 millones de euros y guarda 2.950 millones en depósitos de 131.640 clientes. Lleva cuatro años siendo rentable. En 2017 ganó 26,4 millones de euros y entre enero y junio de este ejercicio el beneficio superó los 14 millones. Los 364 millones del pago suponen un descuento de alrededor del 35% sobre el valor en libros de la entidad.

Entre su puntos fuertes, según destaca el equipo liderado por Francisco Botas, están "las compañías con actividad transfronteriza". "La compra del banco refuerza las líneas fundamentales del plan estratégico de Abanca, basado en la banca especializada y la captación de clientes", explica el grupo en una nota difundida ayer tras conocerse el beneplácito del Gobierno portugués. Además de "complementar y reforzar" la red -a falta del posible ajuste por redundancias, Abanca pasa a tener en España un total de 732 sucursales-, la operación "permite a Abanca consolidar e incrementar su crecimiento y su especialización en banca para empresas, abrir nuevas oportunidades para la comercialización de productos de valor y acentuar su carácter ibérico".

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