El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba esta misma semana la extinción de un aprovechamiento de aguas con destino a producción de energía eléctrica "por razones de interés público". Se trata del salto de Vilamor, entre los concellos lugueses de Folgoso do Courel y Quiroga. La autorización se otorgó hace 58 años, el 26 de diciembre de 1960, a la empresa Saltos del Sil y después fue transferida a Hidroeléctrica Ibérica Iberduero, hoy Iberdrola. Con más de 60.000 KW de potencia y el derecho a un caudal de 30.000 litros por segundo del río Lor, se hubiera convertido en una de las más grandes en Galicia. Pero nunca llegó a construirse y la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil inició de oficio el expediente de caducidad "por incumplimiento de los plazos previstos en la concesión".

La cuenca acumula un buen número más de concesiones autorizadas, pero sin explotación. Hay otra, según la documentación a la que tuvo acceso FARO, de potencia considerable: el Salto de Sela (entre Arbo, Crecente y As Neves, de 149.260 KW), de Naturgy.

Hay además 27 permisos para minicentrales que van desde los 115 KW a los 4.600 KW que corren el mismo peligro de quedarse por el camino. En total, la potencia acumulada en posibles nuevas instalaciones solo en la cuenta Miño-Sil ronda los 280 megavatios.