Si Nueva Pescanova cumple las previsiones del plan estratégico Todos a una 2016-2020, cerrará el ejercicio con un Ebitda de 111 millones de euros. Si continúa la tendencia del año pasado -cuando el resultado se quedó en la parte baja de la horquilla, con 80,2 millones-, ese Ebitda será de 104 millones. En el peor de los casos, el objetivo fijado pasaría por incrementar este indicador de rentabilidad en cerca de un 30% interanual. Es un colchón cómodo para la banca acreedora, que en abril de 2017 ejecutó una ampliación de capital de 135 millones que redujo su apalancamiento y le permitió de paso laminar a vieja Pescanova, un socio muy incómodo, del accionariado. Este año no tendrá este componente extraordinario. Pese a todo, y a preguntas de FARO, fuentes de las entidades aseguran que no han alterado los plazos para vender la multinacional. "Siguen llegando ofertas, pero de momento no se están viendo", sostienen. ¿Tampoco con la desinversión de Grupo Iberconsa por parte de Portobello? "No".

Sea como fuere, la operación que ejecutará el fondo marcará el camino para la multinacional de Chapela, acostumbrada antes a ser ella la que marcaba las pautas en la industria española. Este lunes culmina el plazo para que los cinco fondos de inversión preseleccionados presenten sus propuestas vinculantes de compra sobre Iberconsa, segunda compañía pesquera de España por volumen de facturación (325 millones), flota propia (42 barcos) y toneladas comercializadas (106.000). Aunque el sector da por hecho que será inferior y que los inversores descontarán el riesgo país de Argentina, en Iberconsa mantienen el objetivo inicial: vender con una ratio de diez veces Ebitda, lo que fijaría la transacción en 600 millones de euros si ésta se realiza -como parece- por el 100% del accionariado. De aplicarse esta proporción a Nueva Pescanova, la multinacional superaría los 1.000 millones de euros de valor. La banca acreedora -los más de cien bancos que quedaron atrapados en el concurso- sufrieron una quita inicial de 1.860 millones de euros, que después fue rebajada a 1.560 millones tras el polémico crédito supersenior.

La lógica numérica hace presumir que, cuanto más permanezcan las entidades en el accionariado, y siempre y cuando la pesquera cumpla el plan estratégico, sus pérdidas serán menores, o incluso testimoniales. Porque, por ejemplo, el Ebitda previsto para 2020 navega entre los 139 y los 146 millones de euros. La lógica bancaria permite recordar que toda la caja que hagan los bancos con la venta de Nueva Pescanova serán ingresos extraordinarios -más que bien recibidos en el contexto actual- ya que sus pérdidas fueron íntegramente provisionadas. Pero la lógica pesquera, igual de importante que las dos primeras, apunta en un factor decisivo: que las capturas son imprevisibles, que el riesgo país argentino también afecta a la multinacional (es la segunda industria española más expuesta, solo por detrás de Iberconsa), que el boom del gambón terminará algún día y que los langostinos de acuicultura a veces se ponen enfermos.

El valor

¿Cuánto valen Iberconsa y Pescanova? Dicen los expertos que "lo que alguien esté dispuesto a pagar", si bien consideran "demasiado elevada" la cifra que han puesto sobre la mesa desde Portobello y los socios minoritarios de la compañía viguesa. Por Pescanova ya hubo una pista. Como avanzó este periódico en exclusiva, bancos accionistas de Nueva Pescanova ya tantearon a comienzos de año a fondos y empresas del sector para plantearles la venta de la compañía. Pedían 800 millones, diez veces Ebitda (como con Iberconsa), aunque ofrecían créditos para costear la operación. Entonces los contactos se mantuvieron con industriales de Vigo -al menos uno rechazó siquiera analizar la transacción-, con el propio Portobello Capital o con la china Shanghai Fisheries, propietaria de la conservera Albo. Si Iberconsa se vende a ese precio -vaticinan asociados de Conxemar-, no solo apurará la venta de Nueva Pescanova, sino que precipitará más operaciones de concentración.