La economía española creció el 0,6 % en el periodo abril-junio, respecto al trimestre anterior, de forma que avanzó al mismo ritmo que en los tres primeros meses del año, debido a que el frenazo del consumo fue contenido por el tirón de la inversión.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este viernes la tasa trimestral avanzada a finales de julio, si bien ha recordado que a comienzos de este mes ha revisado los datos desde el primer trimestre de 2015.

Esto ha supuesto que las tasas de crecimiento de los trimestres anteriores hayan sufrido cambios.

La variación interanual del PIB en el segundo trimestre del año fue del 2,5 % (tres décimas menos de la contabilizada en el trimestre precedente), si bien esta tasa es dos décimas inferior a la que el INE avanzó hace dos meses (el 2,7 %).

Esta moderación del crecimiento interanual ha sido consecuencia de una mejora de la demanda nacional, que aportó 3,3 puntos al PIB (dos décimas más que en el primer trimestre), mientras que la demanda externa restó 0,8 puntos (frente a los 0,3 puntos que sustrajo entre enero y marzo).

El empleo aumentó el 0,8 % en tasa trimestral, tres décimas superior al alza del trimestre precedente, mientras que en tasa interanual moderó una décima su crecimiento, hasta el 2,5 %, lo que supone un incremento neto de aproximadamente 441.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en un año.

De vuelta a los datos trimestrales, el consumo de los hogares se moderó ocho décimas (hasta el 0,1 %), un comportamiento a la baja que también experimentaron las Administraciones (siete décimas menos, hasta el 0,1 %) y las instituciones sin ánimo de lucro (que pasaron de crecer el 1,4 % a caer el 0,3 %).

Por su parte, la inversión mejoró 2,4 puntos (hasta el 3,5 %) empujada por las empresas, con una evolución que pasó de caer el 0,1 % a dispararse al 6,5 %, gracias a la evolución de la construcción y a la demanda de maquinaria y bienes de equipo.

En cuanto al sector exterior, las exportaciones se moderaron cuatro décimas hasta crecer el 0,2 % y las importaciones, siete décimas, hasta el 1 %.

Respecto al año anterior, la mejor evolución de la demanda nacional fue sustentada por la inversión, que creció el 7,7 % (casi cuatro puntos más que en el primer trimestre), gracias al tirón de la construcción y de los bienes de equipo, entre los que sobresalen los sistema de armamento.

Por su parte, el consumo se moderó siete décimas, hasta el 2,2 %, por la menor demanda tanto de los hogares (ocho décimas menos) como de las instituciones sin ánimo de lucro (1,6 puntos menos) y las administraciones públicas (cinco décimas menos).

El peor comportamiento del sector exterior fue consecuencia de un menor crecimiento de las exportaciones (1,1 puntos menos hasta el 2,3 %), derivado de la menor demanda tanto de bienes como de servicios y, dentro de estás, del gasto de los no residentes.

Las importaciones, por su parte, aceleraron cinco décimas su crecimiento hasta el 5,2 %, por la mayor demanda de bienes, mientras que se moderó la de servicios, así como el gasto de españoles en el resto del mundo.

Por el lado de la oferta, sólo el sector primario registró un comportamiento mejor que en el trimestre precedente, mientras que empeoró el de servicios, construcción e industria.

La evolución del empleo sólo fue mejor en el sector de la construcción respecto al trimestre precedente, mientras que se mantuvo en los servicios y empeoró en la agricultura y la industria.

La tasa anual de las horas efectivamente trabajadas subió el 3 %, siete décimas más, y el crecimiento de la productividad aparente por hora trabajada se moderó nueve décimas hasta caer el 0,4 %.

La remuneración de los asalariados mejoró tres décimas hasta crecer el 3,9 % anual, fundamentalmente como consecuencia del aumento del número de empleados (3,2 %) y el alza de la remuneración media (0,7 %).

La variación anual del coste laboral unitario creció el 0,6 %, dos décimas por debajo del deflactor implícito del PIB (0,8 %).