Reducir al máximo el impacto medioambiental de los vehículos y detectar cualquier vestigio de prácticas como el dieselgate. Es el objetivo que persigue la nueva normativa para la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), en vigor desde este lunes, y que endurecerá los controles periódicos. Por primera vez los técnicos analizarán el sistema de diagnóstico a bordo ( On Board Diagnostics, OBD) con una máquina de lectura que detectará con claridad errores, averías, fallos informáticos o fraudes. Si una parte del sistema de tratamiento de gases no está conectada o funciona de manera incorrecta la lectura del OBD será errónea; el resultado de la prueba, un suspenso por "defecto grave". Esta comprobación se aplicará sobre los coches matriculados a partir de 2011 (y de 2015, para los vehículos pesados), y afectará ya y de forma progresiva a más de 130.000 turismos gallegos en circulación. Es una pequeña parte del parque, muy envejecido en Galicia: dos de cada diez turismos tienen más de 20 años, según los datos facilitados por la Dirección General de Tráfico (DGT).

Según fuentes del sector, "es probable que un usuario no sea consciente de una avería en la válvula EGR -su misión es reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx)-, que sería un suspenso". En ese caso, el titular del coche debe llevarlo a reparar para volver a realizar un test. "Los vehículos bien mantenidos no tienen por qué tener problemas en la ITV", asegura el presidente de Aeca-ITV, Luis Ángel Gutiérrez Pando. De hecho es la edad de los coches y el mantenimiento defectuoso el culpable del ascenso de los suspensos que ya prevén los talleres. Según la memoria anual de la concesionaria de los puntos de inspección en Galicia la tasa de no aprobados subió casi un 2% en 2017, con un 28% de los más de un millón de vehículos que se sometieron a los test.

Ahora bien, la tasa de rechazos entre los coches nuevos es casi testimonial. Para los vehículos matriculados en 2013 y que se sometían por primera vez a las pruebas de ITV los suspensos se quedaron por debajo del 8; los anteriores a 2005 superaron el 32%. El hecho es que los programas lanzados desde el Gobierno y las marcas para la renovación del parque móvil no han paliado su envejecimiento, y la ratio de suspensos es cada vez mayor: en 2013 no pasaron el examen el 23% de los coches, y el año pasado tuvieron que repetirlo ese 26,8%. De estos suspensos los que están vinculados a la emisión de gases contaminantes son una pequeña parte del total, inferior al 10%, y los defectos más comunes son por un desgaste irregular o excesivo de los neumáticos, las luces, los frenos o una desviación de las ruedas.

Cambios

La lectura del OBD es el colofón de una serie de cambios que se han introducido este año en las ITV, que pretenden homologar las pruebas con la directiva comunitaria. Entre las novedades está también la posibilidad de elegir libremente la estación de ITV tras un primer test desfavorable o un cambio en el cálculo de fecha de caducidad (ahora se podrá hacer el examen con un mes de antelación, sin que penalice de cara a futuras pruebas). Es obligatorio además tener el seguro obligatorio en regla y que el coche tenga más de 30 años para que pueda ser considerado como clásico (antes era un mínimo de 25 años). Si el coche es importado desde cualquier Estado de la UE y tiene la ITV en regla no tendrá que ser sometido a una nueva prueba.