La inversión de las empresas fue una de las grandes víctimas de la doble recesión. Tanto, que a estas alturas, en el quinto año de la recuperación económica, el desembolso en maquinaria y otro tipo de activos para mejorar y elevar la producción en Galicia todavía está un 45% por debajo del periodo de bonanza previo al parón de la actividad. Es cierto que la llamada formación bruta de capital deja los mejores datos entre todos los indicadores del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico, pero también es verdad que la diferencia entre entonces y ahora es de casi 9.000 millones de euros. El ajuste de las compañías para cuadrar las cuentas durante la crisis afectó, además de a la plantilla, a todo pago que no se considerara prioritario. Aunque realmente lo fuera. De ahí el desplome registrado, por ejemplo, en I+D, o en minimizar su impacto en el entorno. La industria de la comunidad ha pisado el freno a la inversión en protección medioambiental, la mitad que en 2008.

La partida total alcanza los 149 millones de euros, según los últimos datos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el organismo gallego, el IGE, relativos a 2016. En comparación con el ejercicio anterior hay un suave incremento, del 1,4%, algo más de dos millones de euros, pero los niveles siguen estando muy bajos. En mínimos de los últimos doce años. El récord de la inversión en medidas de protección para el medio ambiente por parte del sector industrial de Galicia se sitúa en 2008, cuando superó los 339 millones de euros.

La región no es un verso suelto en España. En la mayoría de comunidades la industria invierte hoy menos en mitigar su daño a la naturaleza. La caída en el conjunto del país es del 20% con respecto a 2008, hasta los 2.490 millones de euros. La cantidad representa tan solo el 0,45% de la cifra de negocio del sector. Las dos principales excepciones son Murcia y Andalucía, con incrementos muy sobresalientes del 30% y el 25,2%, respectivamente. También aumenta el gasto en Extremadura (11,2%), La Rioja (9,9%), Navarra (9,4%) y Castilla-La Mancha (0,3%).

En pleno debate sobre la necesidad de que el sector privado se ponga a la cabeza de la sostenibilidad, la industria gallega lidera los descensos, muy acusados igualmente en Castilla y León (49,6%), Baleares (39,8%), Aragón (38,5%), Asturias (30,7%) y Cantabria (29%). En Canarias la cuantía disminuyó un 20,5%; un 20,3% en Cataluña; el 20,2% en Madrid; cerca de un 20% en Comunidad Valenciana; y el 17,3% en País Vasco.

De cada 10 euros de la industria de Galicia destinados a estos fines, alrededor de 7 (71,7%) son gastos corrientes. Es decir, forman parte del día a día de la empresa, de forma constante, y van directos a la cuenta de resultados como el gasto en nóminas. Ascendieron en 2016 a 106,8 millones de euros.

El resto, 42 millones, es directamente inversión, ya sea en equipos o instalaciones integrados en el propio proceso de producción de la fábrica o independientes. A la protección del aire y el cima se fueron unos 26 millones de euros. Casi 9 tuvieron como objetivo la gestión de residuos y 3,4 millones la de las aguas residuales. Para maquinaria de protección y descontaminación de suelos y agua se reservaron 1,5 millones; 871.000 euros para la reducción de ruidos y vibraciones; 302.000 euros a la protección de la biodiversidad y el paisaje; y un millón en otro tipo de actividades.

El mayor descenso desde 2008, un 84%, se registra en los equipos integrados para acotar las emisiones contaminantes a la atmósfera, uno de los puntos débiles de Galicia por la importancia de la generación eléctrica con carbón: de 127 millones a 20. El único capítulo que aumenta es el de la gestión de residuos, un 131%, con 8,8 millones.