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La reconversión del sector financiero en la comunidad

La banca frena su sangría laboral en Galicia tras reducir un 40% su plantilla

Los empleados del sector en Galicia se estabilizan en 8.500 tras prescidindir de 5.200 desde 2008 -Abanca (33%) y el grupo Santander (28%) lideran la cuota de oficinas

La banca frena su sangría laboral en Galicia tras reducir un 40% su plantilla

La banca convencional busca su sitio en el nuevo modelo financiero marcado por la invasión de las nuevas tecnologías y los nuevos, y durísimos, competidores. Desde la llegada de las populares fintech, que están cambiando algo tan básico como la forma en la que el consumidor lleva dinero encima o paga sus compras, al firme propósito de grandes imperios tecnológicos como Amazon o Google de dar el salto al sector y arañar una porción del pastel de las comisiones. La transición pilla a las entidades españolas haciendo malabarismos para compensar los bajos tipos de interés que tanto lastran la rentabilidad y con medio pie todavía en la reestructuración del sistema por el impacto de la crisis y la carga de la morosidad inmobiliaria. Pocas actividades en España han vivido un ajuste de semejantes dimensiones: en los últimos nueve años se cerraron 18.544 oficinas y el número de trabajadores descendió en 85.675. Galicia fue uno de los territorios más afectados por la fatídica fusión de las cajas, la absorción de Banco Gallego y los vaivenes del Pastor, absorbido por el Popular e integrado ahora en el paraguas del Santander, que todavía no ha puesto en marcha el recorte casi seguro en la tupida red que maneja ahora en la comunidad. A la espera de lo que ocurra en este caso, el sector ha frenado su sangría laboral en Galicia tras, eso sí, recortar un 40% del empleo.

En la región quedaban a finales del pasado año unos 8.500 trabajadores vinculados a las principales entidades financieras, según los datos recogidos por las dos patronales del sector, la CECA, donde se agrupan las antiguas cajas de ahorros, y la AEB, con los bancos que ya lo eran antes de la crisis. Las primeras suman algo más de 4.350 efectivos, tras un ligero incremento respecto a 2016 (4.280) que permite compensar en una parte del recorte, 81 empleados, aplicado entre los bancos, con 4.139.

Los niveles actuales de la plantilla del sector financiero en la región contrastan con los cerca de 14.000 trabajadores de los años previos al estallido de la primera recesión y los rescates bancarios. El servicio, claro está, ha dado un giro de 180 grados. Si en 2008 el volumen de habitantes por cada oficina rondaba los 2.500, ahora, en Pontevedra, por ejemplo, alcanza los 4.000.

Tampoco hay tanto negocio como antes. El cierre del grifo a la financiación se comió en Galicia desde 2009 más de 31.400 millones de euros en créditos. En el primer trimestre de este año los préstamos en vigor ascendían a 39.795 millones, un 44% menos. El ahorro, sin embargo, ha seguido la tendencia contraria y durante este tiempo se han ido marcando varios máximos históricos. Hay 61.500 millones en depósitos en la comunidad, un 14% más (7.600 millones) que nueve ejercicios atrás.

La concentración del mercado por la desaparición de entidades tras el baile de fusiones de estos años deja a Galicia con dos entidades con mucha más presencia que el resto. Abanca mantiene 504 oficinas en la comunidad, un tercio del total. Santander controla aproximadamente el 28% de la cuota en sucursales: 171 propias, 38 (incluyendo banca privada) del Popular y 207 del Pastor. En 2019 está previsto que el gigante presidido por Ana Botín acometa el ajuste de su red una vez completada la integración del grupo Popular con el que se quedó tras su resolución hace un año. Entre el resto de bancos destacan Caixabank, que tiene 190 oficinas; BBVA con otras 157; y 109 el Sabadell, según los datos de CECA y AEB, que recogen un total de 24 entidades con presencia en Galicia.

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