El pequeño comercio gallego languidece ante el auge de las ventas digitales y la proliferación de las grandes superficies. Las dificultades para competir contra gigantes de internet como Amazon y contra los grandes establecimientos comerciales, cuya huella en Galicia se hace más honda que en el resto de comunidades autónomas, fuerzan cada día a tres autónomos gallegos del sector a echar el cierre a su negocio.

La sangría que sufre este sector es uno de los principales factores que están tirando a la baja del número de autónomos en la comunidad. Galicia se desmarca de la creación de empleo autónomo que se registra en los últimos años en el conjunto del país y solo entre los meses de julio del año 2016 y 2018 -el último dato disponible- la comunidad se dejó por el camino a 2.867 trabajadores por cuenta propia. De ellos, un total de 1.820 desempeñaban su actividad en pequeños comercios. Representan el 63,5% del total de la pérdida de afiliados en este régimen.

"El comercio interno cayó un 2% en Galicia el año pasado, mientras que la facturación de las grandes plataformas de ventas online creció un 18% en el conjunto de España", explica Eduardo Abad, secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA).

Y es que cada vez son más las familias gallegas que deciden realizar sus compras a través del ordenador en lugar de hacerlas en establecimientos físicos. Según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), 321.590 hogares gallegos (casi el 30% del total) realizaron alguna compra a través de internet en los últimos tres meses del año. Son casi 100.000 más que hace tres años (en 2014 eran 222.488).

Y aunque los más jóvenes son los que más recurren a esta alternativa de compra (la mitad de los menores de 35 años reconocen haber comprado por internet en los últimos meses), esta práctica comienza a extenderse también entre los no nativo digitales. El 15,2% de los gallegos mayores de 45 años compraron a través de internet en los últimos tres meses.

A falta del asesoramiento y del trato personalizado que sí ofrecen las tiendas físicas, el factor que más decanta las decisiones de compra a través de internet es el precio de los productos. El colectivo denuncia que esta situación está arrastrando a parte de los establecimientos físicos a rebajar también sus precios hasta un punto que pone en riesgo la viabilidad de los negocios. "Lo que estamos viendo es un efecto contagio", lamenta Abad. "Muchos autónomos se ven obligados a rebajar los precios en sus negocios por pura supervivencia, pero es evidente que ese es un mal camino", lamenta el secretario general de UPTA.

La espiral de bajada de precios alcanza un grado más con la difuminación de un calendario de rebajas. La propia Federación Gallega del Comercio encadena meses alzando la voz ante la administración para exigir que se vuelva a regular por ley la duración de las rebajas, ante la oleada de descuentos y de fenómenos como el Black Friday, el Blue Monday.

Por si el avance de las ventas online y la cada vez mayor presión por reducir precios no fuese suficiente, el textil -uno de los pilares del pequeño comercio en Galicia- se está topando en los últimos meses con una climatología adversa que golpea sus ventas. Tras un otoño especialmente caluroso que provocó que las compras de ropa de cara al invierno o bien se retrasaran o se cancelaran, Galicia vio cómo el verano tardó más que otros años en hacer acto de presencia, lo que pasó factura a la campaña estival.

"El peor año desde 2008"

Este cúmulo de factores están provocando que el pequeño comercio, lejos de beneficiarse con la recuperación de la economía, haya "retrocedido a niveles de hace diez años", según advierte el secretario general de UPTA. Según se desprende de una encuesta en la que la organización consultó a 200 trabajadores por cuenta propia del pequeño comercio y de la hostelería, el 80% asegura haber visto mermadas sus ventas más de un 10% en relación con el año pasado.