Parecía que en Sargadelos se respiraba de nuevo con tranquilidad tras los años de pesadilla. Del riesgo de quiebra, el enfrentamiento con su fundador, el fallecido Isaac Díaz Pardo o el Expediente de Regulación (ERE) de 2013 que acabó en los tribunales, con el Supremo a comienzos de este año confirmando la sentencia que lo anuló. Y a eso, al supuesto sobrecoste generado, se aferró ayer el consejero delegado de la compañía para anunciar a la plantilla el despido inmediato de 49 trabajadores de la fábrica de Cervo (Lugo), una de los dos centros de trabajo que tiene, junto con el de Sada (A Coruña). Segismundo García culpó directamente de la decisión a "la presión sindical" y lanzó otra gran amenaza al medio centenar de empleados que quedan en la planta: que son "insuficientes" para sacar los encargos adelante y, por tanto, se echará el cierre si no paran esas supuestas presiones, según aseguraron fuentes conocedoras del encuentro. Una decena de las salidas se hizo efectiva ayer mismo.

El anuncio ha provocado tanta sorpresa entre los representantes de los trabajadores que incluso alguno no se lo podía creer. "Está fuera de lugar", defendía Pedro Blanco, abogado de UGT en declaraciones a Europa Press, ya que la factoría "está funcionando bien". "Esto no tiene nada que ver con presiones sindicales de cualquier sindicato", critica.

Los sindicatos, según publicó El Progreso, denunciaron recientemente la brecha salarial de los nuevos contratados frente a los que siguen desde el ERE. La plantilla rondaba hasta ahora los 220 efectivos. La facturación, según detallaba hace unos meses el propio García, alcanza los 8 millones, con un alza anual del 20% y ya muy por encima de los 3,5 millones en ventas de los peores momentos. Los cambios afectaron también al diseño en un intento de modernizar la marca, con la salida al mercado de una gama de productos inédita -desde bolsos a pañuelos- y acuerdos de colaboración con Ágatha Ruiz de la Prada, Ailanto, Martín Azúa o Pepa Poch.